La trata de personas, “la esclavitud del siglo XXI”, está considerada como el tercer negocio ilícito más lucrativo del mundo.
Según informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dicha actividad reporta ingresos por más de 10 mil millones de dólares al año, solo superada por el tráfico de drogas y de armas.
De acuerdo con estimaciones de Naciones Unidas, más de 2.4 millones de personas están siendo explotadas actualmente como víctimas de la trata de personas, ya sea para explotación sexual o laboral.
Otras formas de trata de personas incluyen la servidumbre, el tráfico de órganos y la explotación de niños para la mendicidad, o bien la guerra.
Hasta un 80 por ciento de las víctimas de la trata de personas son mujeres y niñas, establece el informe.
“Carmen” es una de las personas que han sido abusadas en reiteradas ocasiones. Es una menor de edad que después de ser abusada sexualmente por su padre adoptivo abandonó el hogar y aprendió a sobrevivir en un entorno violento, en el ambiente de las maras o pandillas, donde encontró refugio.
Pensó que su mundo cambiaría cuando fue seleccionada por el jefe de una mara para ser su compañera sentimental. A los 15 años, ya tenía dos hijos y un lugar de respeto dentro de la mara. Pero todo cambió cuando su pareja fue capturada y condenada a prisión de por vida.
Luego tuvo que buscar trabajo para sostener a sus hijos. Pero como no tenía preparación académica no encontró trabajo en San Pedro Sula. La opción llegó, pero en Guatemala, como bailarina.
Lo que inició como una esperanza para una nueva vida se convirtió en una pesadilla que casi le cuesta la vida.
La promesa del trabajo de bailarina solo se cumplió por dos meses, después fue obligada a prostituirse bajo la amenaza de quitarle la vida si se escapaba. Escapó después de que el propietario del lugar la golpeó y tuvo que ser hospitalizada.
