Jesús de Otoro, Intibucá
Los años mozos quedaron atrás, al igual que su destreza aprendida en las filas militares para defenderse de cualquier ataque, situación que aprovecharon varios malvivientes para acabar con la vida de un veterano de guerra en el occidente del país.
El exmilitar y defensor del territorio hondureño en la guerra de 1969 entre El Salvador y Honduras respondía al nombre de Rodolfo Miranda, nacido en marzo de 1934.
Su hijo Rodolfo Gutiérrez realizó el largo viaje desde la aldea Las Casitas, San Rafael, en Jesús de Otoro, Intibucá, hasta la capital de la República para poder retirar los restos mortales de su padre, a quien él consideró siempre como un ejemplo.
Gutiérrez contó que su papá salió de la casa a eso de las 8:00 de la mañana del miércoles con el fin de curar empíricamente a una persona que había sufrido una fractura en su cuerpo.
“Él había aprendido a ‘sobar’, como decimos en el interior, era muy conocido por eso y lo llamaban las personas cuando se doblaban un pie o una mano”, relató Rodolfo Gutiérrez.
Se alistó desde temprano y fue a cumplir la misión como en aquellos años cuando realizaba su servicio militar.
Cuando pasaba por la zona conocida como El Derrumbe, a unos 20 minutos de camino de su casa, fue interceptado por varios sujetos, que de forma sorpresiva atacaron por la espalda al octogenario asestándole un golpe en la cabeza.
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El fuerte golpe inmovilizó a don Rodolfo, quien cayó inerte en el suelo; acto seguido los delincuentes lo despojaron del arma de fuego que el anciano portaba siempre que salía de la seguridad de su casa.
“Mi papá andaba una pistola 3.80, nosotros creemos que por robársela lo mataron”, expresó Rodolfo, su hijo.
Las horas transcurrían y el jefe de familia no regresaba a la casa, por lo que uno de sus nietos salió en búsqueda de su abuelo y después de caminar unos kilómetros encontró al veterano de guerra, tirado en el solitario lugar y con un disparo en el tórax.
Su cuerpo fue retirado este jueves de Medicina Forense.
