Hace ya varias décadas que las personas con discapacidad como: sordos, ciegos, con parálisis cerebral, entre otros, se han constituido en una prioridad para Maylo Núñez.
Son estos seres humanos, quienes de manera continua lo inspiran y le ayudan a cumplir con la misión más significativa que Dios le ha encomendado: ser padre.
Altruista, de corazón noble y comprometido con las causdas justas, Núñez comparte de su vida entre las responsabilidades del hogar y sus acciones de voluntariado.
El protagonista de esta historia nació el 20 de noviembre de 1963, contrajo nupcias, con la deportista Elvia Reyes, con quien ha procreado dos hijas: Sofía Alejandra y Elvia María Núñez Reyes.
“Al tTrabajar con niños y jóvenes especiales, uno se inspira, para llegar a ser un buen padre, para fortalecerse uno mismo para ayudar a los demás, p. Pues ser padre es lo máximo ”, expresó.
Entrega sin límite
La mayor parte de su tiempo, Maylo lo dedica para compartir con sus hijos especiales, que lo han comenzado a ver como un papá del que aprenden las lecciones, más enriquecedoras.
“Compartir con estos niños especiales es algo maravilloso, cada uno de ellos es un mundo y es así como uno descubre que Dios le da cosas maravillosas en esta vida y que vale la pena estar con ellos”, manifestó.
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Son 36 menores que están bajo el programa Amor en Acción, que él entrega en diferentes disciplinas deportivas como: fútbol, atletismo, educación física adaptada, baloncesto y, juegos recreativos con el fin de contribuir a la formación integral.
En este programa ha contribuido como voluntario durantre 27 años, pero en la actualidad funge como profesor de deportes.
En la Escuela para Ciegos Pilar Salinas, también ha sabido dejar una huella, con la participación en maratones de atletismo y Fútbol.
Maylo se ha volcado al sector discapacidad, porque no desconoce la carencia de amor, de afecto , que enfrentan, en especial de la figura paterna, que es tan necesaria en el hogar. Y más cuando es sabido, que la mayoría de estas personas al nacer, son víctimas de rechazo por parte del padre.
“El rol que yo cumplo con estos es un ministerio que Dios me ha dado, pues la mayoría de los papás cuando saben que les ha nacido un hijo con discapacidad lo abandonan, se lo dejan a la madre y es ella la que tienen que hacerse responsable, por eso les doy amor y me dedico a ellos”, aseguró, el profesor.
Un abrazo, un apretón de manos, escucharlos y entender los problemas puede marcar en ellos la diferencia, pues a través del amor y el afecto se pueden lograr cosas extraordinarias con ellos.
Maylo recordóuerda una experiencia que vivió con tres de sus alumnos que los invitaron a un evento, donde había intercambio de regalos, pero ellos pasaron inadvertidos.
“Empezaron a repartirse los regalos y al ver que a ellos no se les daría nada, les dije que tenía un obsequio para ellos y los abracé, no querían soltarme, pues era el mejor regalo que habían recibido”, afirmó.
