TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El calor y el humo que afectan a los capitalinos fueron las justificaciones del gobierno para suspender las labores presenciales de sus empleados, sin embargo, la medida no aplicó para los estudiantes de nivel primario y secundario.
Para saber cómo enfrentan los menores de edad y maestros este fenómeno, EL HERALDO visitó varios centros educativos de la capital y constató problemas de salud provocados por el atmósfera contaminada y las altas temperaturas.
Con apenas 14 años, Andrea (nombre que pidió que se le colocara), alumna del Instituto Jesús Milla Selva, expresó: “A veces siento dolores de cabeza muy fuertes y siento que puedo desmayarme; quizás sea por el calor que hace”.
Su aspecto indicaba que algo no estaba bien dentro de su organismo, ya que su rostro se veía pálido y su voz sonaba un poco fatigada. Al igual otros de sus compañeros presentaron el mismos malestar.
Y es que este colegio, al igual que otros centros educativos, no tiene la posibilidad de costear un ventilador para sus aulas de clases, y mucho menos de contratar personal médico, algo que solo los planteles más emblemáticos pueden darse el lujo de tener.
Alwyn Espinal, subdirector del Milla Selva, explicó: “Hemos tenido varios problemas de salud tanto con maestros como con alumnos. Antes de la suspensión de clases, enviamos a casa a unos 20 alumnos y 8 docentes, pero cuando fue la suspensión nos vimos más afectados”.
El docente aseveró que “no hay condiciones dentro de la institución para prever el humo, las aulas no tienen la comodidad y la ambientación que se necesita; los grupos de alumnos son de 40 o 45”.
Esta situación no es única, pues en la mayoría de escuelas y colegios sucede lo mismo, y si hay un ventilador es gracias a la colaboración de los padres de familia junto a los maestros.
¿Retorno a la virtualidad?
En redes sociales, así como en persona, algunas cabezas de hogar piden a Educación permitir que los niños reciban clases virtuales para que la contaminación del aire no les afecte de manera directa.
Pero, ¿en verdad funcionaría un retorno a la virtualidad? A criterio del director departamental de Francisco Morazán, Manuel de Jesús Zelaya, “el mismo aire que se respira en las casas se respira en las escuelas, y los niños no utilizan carros para moverse a los centros educativos”.
Zelaya indicó que “nuestro propósito no es dar clases virtuales, sino que cada niño pueda ir a su escuela. Procuramos que los niños no estén hacinados. Solo vamos a limitar un poco el fútbol y basket”.
Mientras tanto, en la Escuela John F. Kennedy aseguraron estar preparados para cualquier evento climático y para la dualidad de clases.
Nely Rosibel Coello, directora del centro educativo antes mencionado, comentó que “si en algún momento volvemos a la virtualidad, los maestros, los padres de familia y los niños sabemos cómo adaptarnos a cualquier sistema, sea virtual o presencial; nosotros estamos preparados”.
Coello recomendó a sus compañeros docentes “hacer uso de dinámicas, actividades en clase o juegos sin la necesidad de hacer que los niños realicen esfuerzos físicos”.
Ahora, todo el sector educativo del Distrito Central espera las precipitaciones pronosticadas para hoy y el fin de semana, para que la enorme capa de humo pueda disiparse y las clases, como educación física, puedan llevarse con normalidad
En alerta roja, pero con los burócratas en teletrabajo
La molestia de la población es colectiva, porque dieron a los burócratas teletrabajo y no clases virtuales a los niños, en plena alerta roja.
Expertos en salud, como el médico internista Carlos Flores, indican que la población pediátrica es la más afectada con el incremento de enfermedades respiratorias.
Flores lamentó la “falta de coherencia en las medidas adoptadas por el gobierno, donde se continúa con teletrabajo. La contaminación del aire está causando un aumento en los casos de las afecciones respiratorias, siendo los niños y adultos mayores los más afectados”
