TEGUCIGALPA, HONDURAS.- David Alvarenga de 52 años, enfrenta la lucha más difícil de su vida. Con los pulmones dañados por un enfisema, una enfermedad que lo tiene sin aliento y sin fuerzas.
Alvarenga está atrapado entre la vida y la muerte. Su única esperanza radica en la generosidad de otros. Necesita un manómetro nuevo para seguir respirando.
Pero más allá de eso, su mayor deseo es poder ver a su hija Kimberly, de 14 años, graduarse de noveno grado. Este es su último anhelo, el que lo mantiene aferrado a la vida.
“Quiero que me ayuden porque quiero ver a mi hija graduarse del colegio. Ella tiene 14 años, espero que las personas me ayuden para estar con ella”, expresó con esperanza. El tiempo corre en contra de David, y su situación se agrava cada día.
“El manómetro que tenía se me dañó, y para comprar uno nuevo debo conseguir 4,000 lempiras. No pido mucho, solo lo que la gente quiera darme”, rogó.
Alvarenga extiende sus manos, no por debilidad, sino por el deseo profundo de seguir viendo a su hija crecer, de estar presente en uno de los momentos más importantes de su vida.
Hace un año, David recibió la noticia de que padecía enfisema pulmonar. Para ayudar escriba o llame al 94545-0045, número de la sección Metro, de EL HERALDO