TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Más de alguna vez los capitalinos han probado frituras como papitas, soya, tajaditas de plátano o banano verde, que se elaboran en el mercado La Isla, pero este lugar esconde una realidad dura para los trabajadores que las hacen.
Carlos Hernández, freidor de estos bocadillos, es un claro ejemplo. Fue despedido debido a las alzas en los productos primarios necesarios para la preparación de los bocadillos.
“Mi jefe me dijo que ‘no vengas más’. Cuando le pregunté por qué, dijo que no podía seguir pagándome porque todo está caro. Ahora, mi papa estamos viendo cómo irnos para el norte (Estados Unidos)”, expresó el ex-freidor.
Marco Padilla, seudónimo utilizado para exponer el testimonio de uno de los microempresarios del rubro, mencionó que el tema de las alzas es “complicado” porque Protección al Consumidor solo les “receta multas” cuando ven que todo va a subir de precio.
“No me pregunte mucho de eso (precios de productos) porque ellos solo vienen y quieren cerrarle el negocio a uno cuando hablamos la verdad. No ponga mi nombre ahí porque no quiero problemas con nadie”, dijo el elaborador de alimentos.
Sin embargo, al referirse a los despidos de empleados, Padilla comentó: “Tuve que despedir a mi gente. Éramos más de siete aquí, y hoy solo estoy con mi mujer porque no puedo pagar más y todo está caro”.
Pero, al profundizar en el tema, se observó que no solo estas cinco, seis o siete personas dependen del negocio, sino también los repartidores de las frituras, quienes venden el producto a las pulperías.
“Vendemos la ristra (de soyas, tajadas, papas) a 36 lempiras a los repartidores, y ellos la llevan a la pulpería a 45. Pero, como todo el negocio está malo, tengo que ir en mi moto a entregarlas porque no nos sale”, señaló un microempresario del mercado.
Al analizar los costos de la materia prima se constató que el bidón de aceite subió de 560 a 1,150 lempiras en tan solo dos semanas.
Los bananos verdes, que solían costar dos lempiras la unidad, ahora se venden a cuatro o incluso cinco, a pesar de comprarlos en cantidad, tal y cómo lo hacen estos comerciantes.
Las constantes alzas en el combustible y la energía son obstáculos que dificultan la continuidad de la producción en este rubro que produce frituras para la mayor parte de la capital hondureña.
En Protección al Consumidor aseguraron que ayer sostuvieron una reunión con los productores y distribuidores de aceite para así evitar y erradicar la especulación de los precios.
José Santos, titular de la dependencia estatal, argumentó que “durante la tarde de ayer desarrollamos una reunión con los empresarios del rubro del aceite para buscar estabilizar los precios”.
Para Santos es injusto que “el pueblo hondureño siga pagando 30 lempiras por la libra de aceite” y espera que con el diálogo este producto pueda descender a su precio inicial de 20 o 22 lempiras.
