Tegucigalpa

El país pierde 760 millones de dólares por el hambre

'La sociedad deja de percibir al no tener gente que pueda insertarse al mercado de manera competitiva”, aseguró el director del PMA.

24.06.2013

Las consecuencias de la desnutrición infantil tienen infinitos tentáculos.

Los afectados no solo son los desposeídos niños, sino el mismo Estado, con una fórmula que demuestra que si no se invierte en los más pequeños, el futuro se quedará sin los trabajadores competitivos que tanto necesita.

Miguel Barreto, director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Honduras, pormenorizó a EL HERALDO la situación de la inseguridad alimentaria en el país:

¿Cómo ayudan las marchas, más allá de lo simbólico?

Permiten colocar el tema del hambre y la desnutrición en la agenda pública.

En segundo lugar,envía un mensaje positivo respecto a las actividades reales que se hacen que tienen un impacto real en reducir el hambre, promover un programa de trasferencia condicionada de alimentos.

¿En qué consiste ese programa?

12 mil familias del sur del país muy vulnerables en el tema de nutrición serán beneficiadas con alimentos, a cambio de que se involucren en el desarrollo de su territorio mediante actividades de agrorreforestación.

Así les permite, en un plazo de cuatro a cinco años, con la siembra de árboles frutales y otras cadenas de valor, incorporarse al mercado de una cadena competitiva y diversificar sus medios de vida.

¿Cómo está la situación de alimentación en Honduras?

En realidad no existe hambruna, que se da cuando no hay acceso a los alimentos por períodos largos; existe un problema de desnutrición crónica, niños de baja talla para su edad y que tiene directamente un impacto en su capacidad mental y desarrollo emocional.

En Honduras, la cifra oficial de desnutrición crónica es de 24.7% de niños menores de cinco años.

¿Cuáles son las consecuencias de la desnutrición?

Tiene un impacto en la inserción social de la persona cuando llegue a la edad económicamente activa. Nosotros calculamos que Honduras pierde 760 millones de dólares al año como costo del hambre y la desnutrición.

La sociedad deja de percibirlo, al no tener gente que pueda insertarse al mercado de manera competitiva, con un sueldo mínimo.

Al ser la demostración más nefasta de la pobreza, también estos jóvenes cuando lleguen a la edad adulta, abandonarán el país y van a engrosar las filas de la delincuencia.

¿Han mejorado los indicadores para este año?

No existen mediciones oficiales de cuáles son los niveles, porque la cifra que manejamos es de 2004.

Lo que hacemos es medir los niveles de desnutrición aguda, que es el bajo peso de la edad, durante la época crítica de junio a agosto, cuando se acaban las cosechas de primera y aún no salen los frutos de la cosecha de postrera.

Pero este año no existe una situación de riesgo, lo que nos preocupa es el impacto de la roya en los caficultores.

¿El Estado ha actuado efectivamente en el tema?

Definitivamente en los últimos años hay una evolución positiva en términos de políticas públicas.

Se ha generado una ley de seguridad alimentaria, una estrategia nacional de seguridad alimentaria y nutricional y un plan integral de nutrición.

Esto nos indica que hay prioridad en el Estado y trabaja coordinadamente con los organismos internacionales.

Sin embargo, nos falta priorizar el gasto social y enfocarnos a la atención a la infancia menor a dos años.

¿Cree que los temas del hambre y la pobreza solo se discuten en hoteles cinco estrellas?

Yo creo que en cualquier tema debe haber un debate público para generar políticas y estrategias. Lo más importante para el PMA es llegar directamente a la gente.

Nuestra preocupación esencial y permanente es manejar información para llegar a la persona indicada en el momento oportuno.

¿Cuántos son los beneficiados por el PMA?

Cada año, llegamos a unos 1.7 millones de personas. Llegamos a 1.4 millones de niños de la merienda escolar, entre el gobierno y el PMA.

Entregamos canastas familiares para prevenir la desnutrición infantil a más de cien mil personas.

Apoyamos a más 11,500 productores, con capacitación técnica, lo que permite que el 35 por ciento de las compras del PMA en Honduras provengan de estos pequeños productores.

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