TEGUCIGALPA, HONDURAS.- De las más de 600 escuelas públicas de la capital, al menos el 50% urge de la intervención inmediata de las autoridades a las puertas de iniciarse el año lectivo.
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Techos destrozados, muros caídos, falta de agua potable y sistema de alcantarillado, escasez de mobiliario e inseguridad son el mal endémico que resienten los centros que forman el futuro del país.
El 1 de febrero, según el calendario académico, iniciarán las clases en el sistema educativo público del país, por lo que EL HERALDO hizo un recorrido para conocer bajo qué condiciones los alumnos recibirán sus clases.
Las escuelas, Centros de Educación Básica (CEB) y colegios visitados se tomaron de la lista de planteles a intervenir que compartió la Secretaría de Educación desde el 2022.
En el registro se detallan las condiciones de trabajo que se harán en cada centro educativo, de los que once están formulados, nueve evaluados, cinco priorizados y uno en adjudicación, esto quiere decir la manera en que cada uno será intervenido por las autoridades de la Secretaría de Educación.
Escuela Itzamná
El establecimiento educativo que tiene por título el nombre de un dios maya, Itzamná, dueño de la sabiduría, hoy carece de un techo digno para recibir a los estudiantes.
La escuela ubicada en la colonia Satélite tiene más de 20 años sin recibir apoyo por parte de las autoridades gubernamentales.
Don Orlando Garay, un vecino de la localidad, dijo que desde 1995 trabaja para el centro educativo, “durante todos estos años no he visto ninguna ayuda, nada, nada, aquí nadie ha venido”.
Esto a pesar de que la escuela esté priorizada desde el año pasado; sin embargo, ingenieros de Educación hicieron unas mediciones del plantel, pero el director pide claridad en el caso.
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“Hace una semana me llamaron de Construcciones Escolares para hacer el proyecto de la escuela, lo que no sabemos es cuándo van a iniciar. Sería bueno que hicieran el llamado de manera pronta porque los niños entran el 1 de febrero y sería un riesgo latente”, manifestó Amner García, director de Itzamná.
Expresó que plantearon otras necesidades como la construcción de un muro perimetral, pero desconoce si serán tomadas en cuenta porque solo fueron anotadas en papel por los ingenieros encargados.
Monseñor Fiallos 1 y 2
Un mismo plantel sirve como dos escuelas distintas que cambian su número por cada jornada; pero lo que no varía es el deterioro notable en su infraestructura.
La Monseñor Fiallos 1 y 2 fue visitada por el mismo Daniel Sponda, ministro de Educación, acompañado de cooperantes internacionales para relucir la belleza del centro, pero sin revelar los daños.
La escuela que lleva el mismo nombre que su colonia, por la parte frontal luce una cara preciosa, mientras que detrás la necesidad solo es recubierta con restos de mallas metálicas o un poco de pintura.
“Estuvimos alegres cuando nos dijeron, el año antepasado, que esta iba a ser una escuela modelo, pero los fondos se los llevaron para la Escuela Centroamericana”, indicó Luis Andino, encargado de la Monseñor.
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Además, llevó al equipo periodístico por un recorrido donde expuso un muro destruido, una cancha de fútbol que ni porterías tiene, unos grafitis en la pared, los suelos y paredes hendidas por completo, sin olvidar extensas partes de tierra y una bomba de la cisterna que no regula el agua.
“Desde el 2002 no he visto nada de mejoría, nada; solo son promesas, ahí vienen a tomarse fotos los ingenieros. En el gobierno de Juan Orlando Hernández solo fueron fotos y ahora vienen a seccionar los de Libre y solo prometen pero nada que cumplen”, aseguró Andino.
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CEB Simón Bolívar 1
EL HERALDO también constató las condiciones físicas del CEB Simón Bolívar 1.
El centro educativo está sumido bajo los olores nauseabundos de la quebrada El Sapo, que pasa por debajo de su superficie y que con el transcurrir de los años aún no tiene ninguna solución.
“Es bien difícil estar vigilando a más de 700 niños inquietos. Me toca hacer de todo y desde el tiempo que estoy aquí no he visto nada de obras”, aseveró don Octavio Gonzales, que trabaja en el CEB desde el 1 junio de 1999.
Dentro del plantel, una institución privada decidió instalar unos sanitarios, antes que Educación se aludiera de las necesidades de la escuela de la colonia Las Mercedes.
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Escuela Pablo Portillo
Por ser pequeña y estar ubicada en una zona delicada en temas de inseguridad como de obras grises, la Escuela Pablo Portillo lucha por repartir el pan del saber a los niños.
Sin consideración alguna, el establecimiento escolar de la colonia Nueva Suyapa ha permanecido en el exilio y sus condiciones son insostenibles.
Un muro retenido en el aire, letrinas totalmente destruidas, paredes rajadas, techos abiertos, entre otras necesidades, son palpables, pero no prioridades para la Secretaría de Educación.
Cuando las lluvias arrecian en la colonia, la escuela sirve de albergue para los damnificados y desde los deslizamientos reportados en agosto del 2022, nada cambió en el centro.
“Para nada, no le hicieron absolutamente nada y justamente ahora hemos enviado cualquier cantidad de notas a los regidores y al alcalde para que nos ayude por lo menos a reparar la entrada”, manifestó Alejandra Aguilar, docente de la Pablo Portillo.
EL HERALDO buscó la reacción del titular de la Secretaría de Educación, Daniel Sponda, a través de llamadas telefónicas y mensajes, pero no se obtuvo ninguna respuesta del funcionario.
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