Viajar sin seguridad hacia algunas colonias de la capital es de llevar listo el “impuesto de guerra”. Y es que son las bandas delincuenciales las que les dan la bienvenida a los comerciantes antes que los dueños de los negocios.
“Con todas esas opiniones negativas sobre las amenazas que reciben los conductores de carros distribuidores, me aventuré y comencé la venta de mercaderías en pulperías de barrios y colonias de la periferia”.
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Al principio las ventas surgían en total calma, según contó “Marvin”, pero al cabo de unos meses, personalmente fue abordado por unos pandilleros en una calle desolada donde lo obligaron a bajar de la unidad para amenazarlo.
“Me dijeron que si no les pagaba 1,000 lempiras mensuales que mejor ni me apareciera por la zona”.
Al momento en que lo amenazaron algunos de los delincuentes portaban armas de grueso calibre, así como armas hechizas conocidas como “chimbas”, esto sucedió en plena luz del día, pero en la zona la mayoría de las casas permanecían con las puertas cerradas.
“Si vas a vender tus productos en este territorio, vas a aportarnos todos los meses. De forma posterior otro grupo de otro sector me salió al paso y al igual pusieron su forma de pago. Es de esta manera que cada mes entrego más de dos mil lempiras a los pandilleros”.
Sus ventas ahora han disminuido, pues como medida de seguridad evita introducirse en nuevas zonas o algunas donde otros comerciantes con quienes mantiene constante comunicación han sido asaltados.
“Uno al recibir estas amenazas o advertencias de parte de estos grupos mejor decide callar, ya que luego uno puede aparecer muerto. Créame que solo el que permanece expuesto a la delincuencia conoce el riesgo en el que algunos comerciantes permanecemos al tratar de llevar comida a nuestros hogares”.
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En su caso trabaja con capital propio y con montos adquiridos a través de préstamos, por lo que entre el pago de intereses y el pago del “impuesto de guerra” apenas le quedan unos lempiras como ganancia.
“Estas personas no se cómo hacen, pero saben todo, de dónde es uno, con quién vive, de su familia... he visto que otras personas emprendedoras han dejado de vender porque no tienen cómo pagar”.
En la actualidad la Fuerza Nacional Antiextorsión ha recibido unas 661 denuncias por este tipo de delito.