Tegucigalpa, Honduras
El temor de los vecinos de la zona de El Hatillo y El Picacho regresó cuando volvieron a ver las llamas.
El fuego que acabó con al menos 400 hectáreas de bosque volvió ayer en horas de la tarde a la región y revivió los momentos de terror que pasaron los residentes de la zona.
En horas de la mañana, las humaredas que quedaron en los bosques aledaños a las casas no permitían que la preocupación acabara por el temor a un nuevo incendio.
Su temor se hizo realidad pues a eso de las seis de la tarde la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) daba la alerta de que el fuego había regresado.
El nuevo siniestro se produjo en la zona de las faldas de El Picacho, zona que salió afectada durante la quema del miércoles pasado.
De inmediato, un grupo de bomberos se desplazó al lugar.
Además, un helicóptero de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) sobrevoló el lugar cargado de agua.
Hasta el momento, se maneja que las llamas volvieron a ser producto de acciones humanas, como se cree que habría sido el siniestro anterior.
Las labores de extinción continuaban por parte de las fuerzas de contingencia y a eso de las nueve de la noche se controló.
Recuento de los daños
Los estragos que hizo el fuego en cerca de 400 hectáreas de bosque en la zona de El Hatillo quedó como una cicatriz en el rostro de la inquieta Tegucigalpa.
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Ahora solo queda esperar que las lluvias comiencen y a partir de entonces pasarán al menos seis meses para volver a verla de color verde.
“Esperamos que con la llegada de las lluvias, la zona se empiece a regenerar, una vez que las lluvias comiencen tardará unos seis meses en recuperarse”, dijo Manuel Alvarado Leverón, jefe de la Región Forestal de Francisco Morazán del Instituto de Conservación forestal.
El incendio comenzó el pasado miércoles a eso de las 10:00 de la mañana en la zona de El Chimbo, luego de eso un siniestro de gran magnitud acababa rápidamente con el pulmón de Francisco Morazán.
La indignación se apoderó de la población al ver cómo, en medio de la noche, las llamas consumían las pocas fuentes de oxígeno que quedan en el país.
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Ayer se anunció por parte del Cuerpo de Bomberos que el incendio se había extinguido en su totalidad, no obstante, había lugares en los que todavía se observaba humo saliendo de la tierra y en lugares borrascosos.
Los residentes de casas aledañas al lugar del siniestro intentaban apagar las humaredas con manguera mientras aseguraban sentirse preocupados de que el incendio se reactivara.
Estragos
¿Se perdió todo durante el incendio? La respuesta es no. De acuerdo al análisis de ICF, la gran mayoría de los pinos que hay en esa zona permanecen en pie.
Los que ocasionó la quema desmesurada fue la gran cantidad de maleza que hay acompañada de troncos caídos y otras plantas secas que tomaron fuego a causa de las ráfagas de viento que soplan en El Hatillo.
Sin embargo, el fuego ocasionó que el crecimiento y el desarrollo natural de los árboles se detuviera, daño que será reparado de manera natural una vez que comience la temporada de lluvias.
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De acuerdo con información brindada por el Centro de Estudios Atmosféricos y Oceanográficos (Cenaos), la temporada ciclónica comenzará a partir del 15 de mayo.
Investigaciones
De acuerdo con versiones de la Secretaría de Seguridad, el voraz incendio fue producto de mano criminal, por lo que se estableció una línea de investigación.
Las versiones fueron variadas, una de ellas decía que el fuego fue ocasionado de manera malintencionada, mientras que la otra decía que el siniestro lo provocó una fogata que no fue apagada en su totalidad.
Hasta el momento, las autoridades se mantienen investigando. Se ofrece una recompensa de 250 mil lempiras a quien dé pistas sobre los autores.
EL HERALDO intentó obtener detalles de los resultados de esas evaluaciones, sin embargo, la portavoz del Ministerio Público, Lorena Cálix, dijo que no se podían pronunciar sobre el tema.
En la investigación están trabajando equipos de la Dirección Policial de Investigaciones, Cuerpo de Bomberos, Medicina Forense y el Instituto de Conservación Forestal.
¿Quién paga la cuenta?
La magnitud de los estragos la pagarán todos los capitalinos.
Por un lado, se encuentra el alto grado de contaminación que dejó el humo en la atmósfera, lo que ayer no permitía ver con claridad el cielo de Tegucigalpa y que ya envió a decenas de capitalinos a las emergencias de los hospitales.
Por otro lado, la tierra quedó herida. A criterio de Alvarado Leverón, son los árboles los encargados de mantener la tierra unida y compacta, sin embargo, con la destrucción de los bosques se activa el peligro de derrumbes a causa de fuertes lluvias.
Al tratarse de propiedad privada, son los dueños de esos terrenos los que tienen la responsabilidad de realizar los trabajos de recuperación, pues contrario a lo que se pensó, el fuego no se originó ni dañó las áreas protegidas de esa zona.
Sin embargo, el ICF ya cuenta con más de 300,000 ejemplares de pino, en caso de que los propietarios de esas tierras soliciten apoyo.
“Nosotros estamos en toda la disposición de colaborar, tenemos 300,000 pinos en los viveros. No son áreas protegidas, son propiedad privada, así que le corresponde a ellos las tareas de reforestación”, dijo el experto.
Afirmó que en el caso de que los estudiantes de secundaria se presenten como voluntarios para realizar el Trabajo Educativo Social (TES), con labores de reforestación, deben esperar que los dueños de las hectáreas den autorización y coordinen con ellos.
En todo caso, será la Secretaría de Educación la que decidirá si participan o no.
Desde 2010 hasta lo que va de 2017, Honduras ha perdido más de 423,500 hectáreas de bosque a causa de los incendios.
Esas pérdidas las han provocado 7,243 incendios, muchos a causa de negligencia ciudadana. Francisco Morazán es el departamento más afectado.
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