TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En el Centro Histórico de la capital hay un modesto taller que propaga esperanza desde el barrio La Concordia; entre computadoras, televisores, radios y celulares, trabaja Óscar Medina, el ingeniero que decidió utilizar su talento para reparar aparatos electrónicos a cambio de alimentos y medicinas para los animales que rescata.
La historia del ingeniero y su vínculo con el rescate inició a sus nueve años. Desde su niñez descubrió que su misión durante su paso por este mundo era generar soluciones y brindar una nueva oportunidad a los animales con la ayuda de personas de buen corazón.
A un costado del mítico parque La Concordia, que fue reinaugurado en 1939, está el pequeño taller y detrás de su fachada sencilla de color cielo está el ingeniero que con orgullo viste la camisa de voluntario de la Casa de Noé (Lacaden); él es una de las 50 personas que aportan conocimiento y tiempo para mantener activa la organización en la capital.
Mientras revisaba una placa, a la cual le detectó un cortocircuito y en consecuencia el radio no emitía ningún sonido, recordó al personal de este rotativo que el primer rescate lo realizó a sus nueve años en Olancho, un hermoso gavilán blanco víctima de cazadores.
Nacimiento de un rescatista
“Aún lo tengo presente, los gavilanes siempre caminan en pareja, ellos se juntan de por vida. Miré cuando le dispararon a uno y cayó, luego el otro rodeaba un árbol buscando y le dispararon también. El segundo murió, el primero se lo quitamos a las personas que le dispararon, no dejamos que lo remataran”, recordó.
En su relato, el ingeniero con estudios en México, detalló que tras largos cuidados con la ayuda de “doña Toya”, el ave se recuperó y aunque no volvió a volar, porque su ala quedó desecha, el gavilán quedó en la hacienda.
“Eso me marcó, desde entonces he rescatado todo tipo de animales junto a Lacaden desde periquitos, perros, gatos y si son salvajes, en algunas ocasiones, dependiendo el animal, se requiere asistencia de las autoridades”, explicó mientras enfatizaba en la urgencia de que los capitalinos esterilicen a sus mascotas.
Reparaciones por comida
El taller de Óscar no es común y es un lugar donde la tecnología y el amor por los animales se encuentran en perfecta armonía. En lugar de cobrar dinero por sus servicios, él pide a sus clientes que donen alimentos o medicinas para los animales que rescata.
El ingeniero en Sistemas Computacionales, estudió en Monterrey México sin embargo por problemas económicos regresó a Honduras en 1991 para culminar sus estudios en la Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec).
“Anhelamos eso junto a otros colegas, reparamos equipos eléctricos a cambio de alimento y medicina. También tenemos una organización que busca devolverle algo a Honduras al recolectamos equipo de cómputo antiguo, lo reparamos y lo donamos a escuelas y colegios que necesitan tecnología”, detalló.
Parte de su noble labor, cuando es posible, incluye proporcionar energía “hora clase” a través de generadores solares, eólica o híbrida y todo gracias a la colaboración de sus colegas.
Puntualmente, en el caso de los animales, reiteró que en el caso de los rescates no es para tenerlos hacinados y el objetivo es siempre buscarles un nuevo hogar con personas que los cuiden y atiendan con el respeto y dedicación que merecen como seres vivos.
Proyecto en pausa
La pasión por ayudar a los animales en riesgo no desaparece y se mantiene aunque las instalaciones del refugio estén en proceso de construcción.
El entrevistado mencionó y agradeció a la Alcaldía Municipal porque conocieron su historia y le hicieron un piso y dos cubículos que servirán como áreas para aislamiento y atenciones, así como una jaula para las aves rescatadas.
Sin embargo, la primera fase terminó y el ingeniero permanece a la espera de otros cubículos que tendrán la función de una oficina, clínica de esterilización, gradas, el techo de la jaula y un poco de pintura.
“Queremos tener un área apta, siempre nos visitan escuelas o colegios, es bien bonito, estamos muy agradecidos con el alcalde y esperamos que continúen el proyecto que ya iniciaron destacó.
El ingeniero, que en algún momento tuvo 60 gatos y que logró entregar en adopción, finalizó con un recuerdo que según sus palabras todos deberían considerar:
“Una vez dos personas de Alemania vinieron a pedirme dos gatitos, le busqué los más bonitos para dárselos. Cuando los miraron me dijeron ‘esos están preciosos, pero queremos los que estén lastimados para nosotros curarlos’”.
A criterio del rescatista si una persona quiere adoptar, no debe pedir color o raza porque lo importante, es dar cariño a un animal que lo necesita.
Si usted quiere apoyar al ingeniero Óscar Medina con donaciones de alimento o medicinas a cambio de servicios profesionales en la reparación de aparatos electrónicos, el número de teléfono del rescatista es 9323-8748.
Labor altruista
Nicolle Alfaro, presidenta de la Casa de Noé, resaltó el valioso trabajo “ad honorem” de voluntarios como Óscar Medina es de gran valor, ya que, otras personas con “tiempo, dinero o energía” prefieren ignorar la noble causa de rescate, rehabilitación y adopción de animales.
“Para nosotros, el aporte de un profesional como Óscar que pone a disposición su intelecto con servicios sin remuneración, debería ser un ejemplo para los demás ciudadanos”, reconoció.
Alfaro también destacó que al igual que el ingeniero, otros voluntarios ofrecen su tiempo y energía a la causa pese a que no están en sus mejores condiciones económicas.
“En este tipo de organizaciones a lo largo del tiempo hemos visto muchas personas dadivosas, siempre la que más está dispuesta es la que menos tiene, es algo comprobado siempre ayudan los que tienen menos y se convierten en un gran ejemplo para los funcionarios al demostrarle que con poco se puede hacer mucho”, indicó.
Hay que resaltar que la Casa de Noé es un referente a nivel nacional en la protección de mascotas domesticas y fauna y vida silvestre con distintos logros. Actualmente Lacaden ostenta el cargo de presidente en dentro de la Federación de Asociaciones Protectoras de Animales en Honduras.
Asimismo, tiene el cargo ad honoren de secretario general del Consejo Nacional de Protección y Bienestar Animal de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, con la misión de plantar los antecedentes que inspirarán a futuros rescatistas.
Para donaciones las cuentas disponibles son: Banco Atlántida: 010620070010, y de BAC: 746361381, a nombre de La Casa de Noé.