Tegucigalpa, Honduras.- El fascinante mundo del arte rupestre, lleno de misterio, leyendas y mitos, es una manifestación de los antepasados que deja huella y vestigios como evidencia de la existencia del ser humano en diferentes momentos de la historia.
Estas figuras de gran aporte cultural e informativo se pueden encontrar en varios lugares de Francisco Morazán (FM), principalmente, en sitios como paredes rocosas, farallones, paredones, abrigos y cuevas.
De acuerdo con el jefe de la Unidad de Arqueología del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), Óscar Neil, el departamento de FM cuenta con aproximadamente 16 sitios de arte rupestre o representaciones simbólicas de alguna cultura en tiempos pasados.
Entre los municipios con este patrimonio están Santa Ana, con las Cuevas Pintadas de Ayasta; Lepaterique, con la Piedra Pintada de Ulasala y en Talanga llamado también La Cueva Pintada y muchos lugares más.
Estos sitios se caracterizan por ubicarse en zonas de difícil acceso y rocosos cercanos a los ríos, quebradas y otras fuentes de agua.
Según el manual de arte rupestre elaborado por expertos del IHAH, este tipo de manifestación se puede definir como el registro más antiguo y extenso del pensamiento humano plasmado en la tierra a través de representaciones de imágenes y símbolos pintados o grabados sobre piedra.
En ese sentido, el aporte cultural de las figuras son valiosas, por lo que las autoridades y personas de las comunidades cercanas deben cuidarlo.
De acuerdo con investigaciones de los expertos de IHAH, la conservación de estos sitios pueden ser amenazados por fenómenos naturales como los vientos y lluvias estacionales, sumando la luz solar y huracanes como El Fifi y el Mitch, que tuvieron impactos por la subida del agua.
El ser humano es otra causa del deterioro del patrimonio debido a la ocupación del suelo y el crecimiento poblacional.
El historiador Daniel Vásquez, coincidió que estos motivos afectan la riqueza de los jeroglíficos: “La mayor amenaza del arte rupestre es la ignorancia, hay gente que cree que son demonios los que están ahí, es decir, el desconocimiento de las personas y algunas autoridades”, afirmó el entrevistado.
Por consiguiente, no cuidan el patrimonio debido a la falta del sentido de pertenencia hacia esos lugares.
Tanto así que “la gente cree que es Antropología e Historia que tiene que ir a cuidar, cuando no es así, o sea, si hay un arte rupestre en Lepaterique, son los pobladores los que tienen que cuidarlo porque es su patrimonio”, aseveró el historiador.
Fiscalía
La Fiscalía de Protección a las Etnias y Patrimonio Cultural es la autoridad competente para coordinar acciones que ayudan a preservar este y otros patrimonios del país.
El ente estatal es el llamado a mantener, proteger y desarrollar las manifestaciones pasadas, presentes y futuras de sus culturas como lugares arqueológicos e históricos.
En enero pasado, esta Fiscalía organizó una visita a las Cuevas Pintadas de Ayasta, Santa Ana, para realizar un peritaje y constatar el grado de conservación del patrimonio.Según el IHAH, otra de las causas que pone en deterioro es que los visitantes rayan sobre los jeroglíficos, perdiendo la información más antigua y valiosa que estos ofrecen.
Testimonios
Para Jalix Lorenzo Enamorado, maestro de la Escuela Celestina Servellón, ubicada a unos 30 minutos del arte rupestre de Piedra Pintada, en la comunidad de Ulasala, Lepaterique, se necesita enseñar más sobre la importancia de estos lugares, ya que “en la comunidad las personas lo toman como algo normal, desconocen lo que significa arte rupestre”.
Por tanto, “ellos no lo ven como un patrimonio cultural”, expuso el maestro en Pedagogía.
Otras de las causas es el difícil acceso al lugar donde se encuentran estos sitios, ya que son caminos de herradura, en donde el único transporte es a lomo de mula o caminando varias horas hasta llegar al lugar.
Enamorado mencionó que no ha profundizado mucho en el tema con los niños y por la cercanía, vecinos de la comunidad visitan de manera cotidiana la Piedra Pintada de Ulasala.
Lo anterior, según el entrevistado, es una versión que confirma que las comunidades deben conocer sobre sus patrimonios para tener conciencia y sentido de pertenencia
