TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Sin importar las antipedagógicas condiciones en las que reciben clases, los 70 niños matriculados en el centro prebásico Gabriela Mistral, de la colonia La Travesía, no dejan de asistir a clases.
Ayer fue un día atípico, en lugar de correr más peligro con el vetusto techo y su inminente colapso, los pequeños, junto a sus maestros y padres de familia, sacaron las mesas y sillas de colores y optaron por recibir el pan del saber a la intemperie, bajo los fuertes rayos del sol de la mañana.
Su valiente y decidida acción llevaba implícito un mensaje de protesta, a fin de que las autoridades competentes volvieran su mirada a la urgente necesidad de reparar la casa del saber.
Con su mobiliario formaron una barrera en medio de calle para llamar la atención de quien quisiera ayudar.
Vetusto inmueble
El kínder funciona dentro del Centro de Educación Básica (CEB) Ramón Montoya Cerrato, desde 1979. Después de 40 años, el asbesto y cielo falso no han sido reemplazados y su vida útil llegó a su fin.
Debido a las fuertes lluvias que se registraron en los últimos días, el techo sufrió graves daños, y ayer los infantes y maestros se llevaron la sorpresa de encontrar un enorme agujero en el techo del aula.
Esa fue la gota que derramó el vaso para que 36 niños de la jornada matutina prefirieran recibir clases en plena calle.
“No podemos dar clases de esta manera y no tenemos otro espacio donde podamos reubicar a los niños. Tenemos 70 alumnos en dos jornadas”, expresó la directora Marina Gonzales.
El problema fue denunciado en muchas ocasiones a la Secretaría de Educación, pero nunca hicieron nada por el centro.
Luego de la peculiar protesta, el ministro del Instituto de Desarrollo Comunitario, Agua y Saneamiento (Idecoas), Mario Pineda, se apersonó al kínder para evaluar los daños.
Los ingenieros hicieron la evaluación de donde salió el compromiso de restaurarlo.
Las mejoras se harán en siete aulas de CEB y una del kínder, con un presupuesto de cuatro a cinco millones de lempiras.