TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En las sombras del tiempo, donde las lágrimas se mezclan con oraciones, Suyapa Abigaíl y su madre, Estebana Rodas, tejen una historia de amor y gratitud hacia la Virgen de Suyapa.
La pequeña, que lleva el mismo nombre que la Madre de Jesús, nació enferma y desde el momento en que salió del vientre de Estebana, tuvo que ser conectada a máquinas para sobrevivir.
“Virgencita linda, si tú me la diste, devuélvemela”, comentó Estebana con melancolía, al recordar cada momento que le rogó a la Virgen por la salud de su hija, quien luchaba conectada a unas sondas.
En medio de su aflicción surgió una promesa por parte de la joven madre: “Si tú la sanas, prometo venir todos los años”.
Ahora ya pasaron cinco primaveras y Suyapa Abigaíl es una niña fuerte y sana, que evidencia el milagro de la Virgen.
“Mire, no sé qué pasó ese día, pero la doctora me dijo que no entendía qué pasó y que mi hija ya estaba sana de toda enfermedad”, comentó la oriunda de Choluteca.
Para cada fiesta, Estebana y Suyapa viajan al santuario para agradecer por el regalo de la vida que ocurrió en 2019.