TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Con el anhelo y sueño de maternidad, Rosmeri Carranza llegó durante 17 años a los pies de la Virgen con una única súplica: que le regalara el don de ser madre.
“Venía a pedirle a la Virgen que me regalara una niña”, dice con marcada fe en su voz, recordando aquel momento lleno de esperanza en la Basílica de Suyapa.
La larga espera, marcada por desafíos y pérdidas en su vientre, finalmente se vio iluminada con el nacimiento de Emily Rosmeri Suazo, una niña de tres años que personifica el milagro de la respuesta a una ferviente oración.
“Ella me la regaló, y vengo a presentársela hoy”, dijo Carranza, con la mirada llena de amor hacia su pequeña.
Emily, abrazada por el amor maternal, es la segunda hija de Rosmeri, quien también tiene un hijo de 29 años y lleva consigo el recuerdo de otro hijo que partió al lado de la Virgen.
Desde San Luis, Comayagua, emerge esta historia de fe que hoy es un milagro para la familia Suazo Carranza, comprometida a llevar por un buen camino los pasos de la pequeña Emily, quien ya le hace cortas oraciones a la Virgen de Suyapa.