Tegucigalpa, Honduras
Sus motores y turbinas dejaron de funcionar hace décadas, pero en sus fuselajes ha quedado grabada parte de la historia de la aeronavegación del país.
Se trata de 25 aeronaves, entre militares y civiles, que son parte del inventario que posee el Museo del Aire de Honduras. De estas, 20 han servido en la Fuerza Aérea Hondureña (FAH), ya sea en guerra o la vigilancia del territorio nacional.
Las cinco restantes representan los inicios de aviones de uso comercial en el país.
Son los mismos que permanecen en un predio en la base aérea Hernán Acosta Mejía, ubicada en la zona sur de la capital.
En este predio han sido ordenadas de forma que marcan una línea de tiempo en la evolución de los aviones.
La colección de aviones que posee el museo es de los años 1930 hasta 1980, las cuales son de entrenamiento, combate y transporte. Entre las aeronaves se aprecian jets, avionetas, aviones y helicópteros. En este lugar se busca mantener y promover la historia de la aeronavegación, de forma que las personas pueden conocer sobre el pasado de estos aviones a través de fotografías y escritos.
“Este es un proyecto constituido desde el 2000, tres años después se obtuvo la personería jurídica, pero su historia viene desde 1970 cuando se comenzó a gestar un museo exclusivo para la Fuerza Aérea Hondureña”, expresó Jorge Gonzales, prosecretario de la Fundación del Museo del Aire
de Honduras.
Planes para el museo
Por ahora, las piezas de exhibición están al aire libre, la cual es una medida temporal mientras se ejecutan varios proyectos.
“Al crear esta fundación se nos obliga a gestionar inversión con el Gobierno y la empresa privada para lograr proyectos de infraestructura y de restauración”, manifestó Gonzales.
Es por esta razón que los integrantes de la fundación contemplan en la actualidad la construcción de hangares para mantener a los aviones y la construcción de salas para brindar información física y digital de la historia de la aviación. El objetivo de las autoridades del museo es que este sea autosostenible.
“Debemos dinamizar la oferta de los servicios que tenemos, ya que la visita de las personas es básica para crecer. También es necesario embellecer el museo”, agregó Gonzales.
Según los encargados del recinto, este es único en el país y en la región centroamericana debido a los tipos de aviones que posee como colección.
Restauración
En el marco del aniversario de la FAH, en el mes de abril, nueve aviones serán restauradas, es decir que se pintarán y les mejorarán algunas piezas.
“Esto es por iniciativa de las autoridades de la Fuerza Aérea Hondureña, ellos nos dieron el listado de los aviones que serán restaurados, las cuales estarán listos para abril”, expresó Eduardo Sosa, director ejecutivo del museo.
Las reparaciones se harán por expertos mecánicos en aviación de las diferentes escuelas de la FAH.
El costo de las mejoras en cada aeronave variará, pues depende del tamaño y las piezas que se atenderán, pero se calcula que los montos van de 50 mil a 80 mil lempiras por cada una.
“Con estos trabajos se logrará que varias de estas aeronaves queden en buenas condiciones para la exhibición”, explicó Sosa.
El 18 de abril se hará un evento especial donde las personas podrán ver estos aviones cuando estaban
en operaciones.
Otro de los proyectos que se pondrá en marcha el presente año es la habilitación del ámbito de investigación, el cual se logrará a través de un centro de documentación y sala multimedia.
“Se pondrá a disposición cierta documentación ya sea en físico o digital para que las personas puedan tener acceso a esta información”, dijo Sosa.
Históricos vuelos
Las personas que llegan por primera vez al museo al escuchar o leer las explicaciones de estas reliquias de la aeronavegación quedan sorprendidas ya que cada una tiene su propia historia.
Uno de los aviones más insignes es el F-4U-5 Corsario, el cual fue piloteado por el capital Fernando Soto en la guerra contra El Salvador en 1969. Con el Corsario se logró derribar tres aeronaves salvadoreñas.
Además se tiene un avión que es considerado como único en el mundo debido a que conserva todas sus piezas originales, se trata del North American NA-16.
“El Douglas C-47 fue una avión que vino a Honduras como transporte de personal, equipo y paracaidistas. Al no tener un bombardero, los mecánicos quitaron los asientos y le instalaron un riel para colocar bombas, en la guerra contra El Salvador”, relató José Quiroz, voluntario y guía del museo.
Con la adquisición de los aviones Dassault Super Mystère, la Fuerza Aérea Hondureña pasa a otro nivel ya que es la primera en la región en adquirir naves que sobrepasan la barrera del sonido.
El Bell UH-1HB Huey Iroquois es un helicóptero que un alto porcentaje de la población nacional solo ha logrado ver en las películas de “Rambo”.
Este fue usado para llevar víveres, armas y soldados a zonas de difícil acceso durante el conflicto contra Nicaragua, se adquirieron 17.
Los aviones en su mayoría mostraron su potencial en las guerras contra El Salvador y Nicaragua durante las décadas de los 60, 70 y 80.
“Tenemos una gran parte de la historia aeronáutica de Honduras. En este museo se está rescatando un patrimonio aéreo para los hondureños, esto gracias a un grupo de personas que son apasionadas en recopilar información”, finalizó Quiroz.
Por la historia que reúne, visitar este espacio representa una grata experiencia para adultos y niños.