TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Hacer conciencia sobre el uso del agua y el derecho que la humanidad tiene a recibirla, fueron las bases que utilizó la Asamblea General de las Naciones Unidas para conmemorar el 22 de marzo de cada año el Día Mundial del Agua.
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Pero el llamado no ha generado impacto en aquellos que se lucran sobrevalorando el costo del vital líquido, al menos no en la capital, así lo consideró Silvia Canales, una madre de familia residente de la colonia José Ángel Ulloa cuya problemática diaria es la falta del servicio de agua potable en su zona.
A ello se le suma el alto costo por barril que paga a cisternas privadas.“Solo gano L2 mil al mes y debo pagar transporte, escuela, comida -que por cierto todo está caro- y todavía tengo que ver cómo comprar agua, porque un barril ni la semana me dura.
Estoy a la mano de Dios”, lamentó la capitalina.Y por la cercanía a la Semana Santa, el precio aumenta, denunció un grupo de vecinas de doña Silvia. Las féminas desconocían que los conductores de las cisternas compran el galón de agua a tan solo cinco centavos.
Es decir que, en promedio, pagan L2.75 por cada barril y la revenden a precios que oscilan entre los L35.00 hasta los L50.00. “Si son usureros”, agregaron las afectadas.
Sin competencias
Arturo Tróchez, gerente de la Unidad Municipal de Agua Potable y Saneamiento (Umaps) explicó a EL HERALDO que no está en sus manos regular los costos. “Debería ser un papel de la Fiscalía del Consumidor, pero nosotros como Umaps no tenemos las herramientas”, agregó.
De su lado, Jorge Aldana, alcalde capitalino indicó que en lo que va del año ya se han distribuido de forma gratuita más de 900 mil galones de agua potable en diferentes sectores de la ciudad. “El agua es un derecho básico para todos”, agregó el edil.
Para Nelly Banegas, residente de la colonia Nueva Suyapa, los cisterneros se aprovechan de la población con mayores necesidades. “Es una estafa, y algunos no le venden si uno no compra la pila completa...”, reclamó Banegas.
En respuesta a ello, Allan Rivera, propietario de una cisterna aseguró que ese negocio “no es para hacerse rico. Es más, no siempre resulta, solo es un medio de supervivencia”.
Allan argumentó que hay costos que cubrir como el combustible, pago de ayudantes, y mantenimiento general de las cisternas. Los costos del agua se sacan según la distancia y cantidad de cisternas que ingresen a una zona. Por ende, no consideró elevados los precios que ofrecen a los capitalinos por cada barril.
La regulación de los denominados “abusos” por la venta de agua por acarreo parece que nunca será una realidad y es que Protección al Consumidor, aseguró que no está dentro de sus competencias. Mientras que el Ministerio Público indicó que únicamente puede proceder cuando se comete un delito penal contra el consumidor
