En esta ocasión me refiero a un rinconcito de Honduras, donde lo que lo caracteriza es el mejor café. Hablo del municipio de Marcala, en el departamento de La Paz, a solo 100 kilómetros al oeste de Tegucigalpa.
Este sitio es conocido por tener decenas de cascadas, pero les contaré que también es muy visitado por su populoso canopy, uno de los más grandes de Centroamérica.
Mi aventura comenzó en medio de la neblina, en una comunidad conocida como El Chiflador. El canopy se encuentra a 1,600 metros sobre el nivel del mar, pero eso no es lo sorprendente sino su hermosa vista desde las alturas.
Les contaré que era mi primera experiencia y me invadía el temor, pero uno de los encargados me instó a lanzarme.
Mis piernas temblaban cuando me puse el arnés, casco y los guantes, aún no sé si era de frío o temor.
Después de varios minutos de negación sujetaron mi equipo al cable y comencé a deslizarme. Al inicio mis gritos me impedían disfrutar de una hermosa cascada de 82 metros de altura y la naturaleza que rodea el lugar; pero después de varios minutos quedé enamora y me lancé en dos ocasiones más.
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Según los dueños, el canopy El Chiflador mide 3.5 kilómetros de longitud y 262 metros de alto, lo que lo convierte en el cable más alto y el más largo con casi un kilómetro.
Lo más hermoso es la diversidad en flora y si tienen suerte también podrán observar diferentes tipos de aves y roedores.
Y si el canopy no les parece suficiente aventura y adrenalina, también pueden practicar rápel hasta llegar a la parte inferior de la cascada. Eso sí, para llegar tienen que hacer una reservación para que los guías los equipen y les muestren cómo aventurarse en las alturas.
En ese lugar también pueden realizar caminatas y queda a solo 15 minutos de lo que fue mi siguiente destino: el Balneario Las Orquídeas.
Este lugar está ubicado en Marcala y sirve de límite entre este municipio y Chinacla.
El nombre del balneario natural proviene de la abundancia de orquídeas, nueve tipos para ser específica.
Al adentrarme al balneario, que está lleno de decoraciones rústicas, pude observar que existe una área para acampar, varias piscinas de agua natural, un bar y lo mejor de todo es que un hermoso sendero es el que guía hasta la paradisiaca cascada de 40 metros.
Al caminar por el sendero pude observar dos tipos de orquídeas, pero según sus dueños cada especie tiene una temporada para florecer.
Les diré que el camino a través del sendero es algo inestable y existen partes donde tendrán que bajar por escaleras. En mi caso tarde aproximadamente 15 minutos para llegar a la caída de agua.
Algunos dicen que hay cosas que es mejor observar de lejos, pero no aplica en este caso, pues la cascada amerita la corta pero cansada caminata. El sonido que emana por el agua es relajante y la brisa es perfecta cuando el calor es insoportable, es más, invita a regresar hasta los balnearios mientras se disfruta de una carne asada u otro aperitivo que solo los hondureños sabemos disfrutar.
Pero si lo que desean es probar comidas típicas de Marcala les recomiendo pasar por una atolera y probar el atol agrio o chuco, un platillo típico originario de la cultura lenca y que además de la conocida mezcla con maíz lleva semillas de ayote en polvo, chile, limón y hasta frijoles