Iniciando el 2016 la foto de un bebe aún conectado a su placenta conmocionó a miles llevándose la atención en las redes sociales.
Lo viral de la imagen se produce por el tema tabú para muchos y cargado de significado para otros.
La imagen a blanco y negro compartida por la fotógrafa Emma Jean Nolan muestra a un recién nacido acostado al lado izquierdo de su placenta que todavía está conectada a él a través del cordón umbilical con el que se ha escrito la palabra 'love' (amor).
Nolan publicó la fotografía en su página de Facebook explicando la importancia de la placenta en la cultura maorí.
'Bienvenido a la vida, pequeño y dulce Harper. Como un bebé maorí su placenta será devuelta a la tierra', escribió la fotógrafa que antes trabajaba como partera. Para esta cultura es importante enterrar tanto el cordón umbilical como la placenta deben ser enterradas para establecer la conexión que tendrá de por vida con la madre naturaleza.
'Y tú, ¿cómo honraste tu placenta?', pregunta Nolan al final de su publicación, lo que llevó a cientos de mujeres a compartir las historias de lo que habían hecho con las placentas de sus hijos.
La fotografía se volvió viral y ha sido compartida miles de veces.
La poderosa imagen agitó el debate entre los usuarios, y mientras algunos comentaron que como símbolo de una nueva vida habían enterrado la placenta de sus hijos y habían plantado un árbol en ese lugar, para otros la fotografía resultó desagradable e incluso un riesgo para el menor, pues retirar la placenta del útero de una mujer puede tomar varios minutos.
Algunos comentarios fueron más allá y hablaron de la tendencia que desde el año pasado se ha hecho popular entre los alumbramientos de las celebridades: después del nacimiento la madre come la placenta cocinada o en píldoras hechas del órgano.
Se cree que consumirla puede ayudar para una mejor lactancia y hasta evitar la depresión posparto. Sin embargo, no hay evidencia científica que apoye estas afirmaciones.