MONIQUIRÁ, COLOMBIA
'Lo importante es la participación del pueblo campesino, al que muchas veces no se le tiene en cuenta por su forma de vivir, aquí sí se le da importancia', dijo a la AFP Álvaro López, el orgulloso dueño de Amasijos.
Para ganar, López tuvo que vencer a otros dueños de burros que vistieron a sus animales con plumas y collares indígenas, o con playeras de la selección colombiana de fútbol, que el martes enfrentará a Inglaterra en los octavos de final de Rusia-2018.
También fueron al evento campesinos vestidos con ruanas -gruesas capas de lana típicas del altiplano-, quienes tocaron y bailaron músicas típicas de la región como la carranga.
Carolina Cárdenas, una artesana del pueblo vecino de Ráquira, acudió con sus hijos y su burro al encuentro, en espera de llevarse un premio a casa.
Su burro compitió contra Amasijos. 'Los burritos son importantes en el campo, lo vamos a disfrazar de artesanías, con ollitas, para la premiación', dijo.
Cerca de un millón de pesos (más de 340 dólares) en obsequios fueron entregados por comercios de la región a los concursantes, que no tenían que pagar nada por participar.
El zenit de la jornada fue la carrera de burros en la que cerca de 60 equinos cabalgaron por las calles del pueblo hasta llegar a un parque en el que encontraron un burro de papel con obsequios que se repartieron entre los corredores.
Un asno disfrazado de campesina se quedó este domingo con el reinado del tradicional festival del burro en el colorido pueblo de Moniquirá, en el centro de Colombia.
Con su vestido cargado de caracoles, su larga melena rubia y cejas pobladas, Amasijos, del municipio de Arcabuco, robó las miradas de los asistentes al evento en honor al animal 'menospreciado pero muy utilizado en las labores campesinas', como dijo John Ramírez, organizador del festival en el que participaron 60 equinos.
A lo largo de sus 14 ediciones, el festival del burro de Moniquirá ha crecido hasta atraer cerca de 800 personas entre vecinos y turistas de varios países, reconociendo la importancia de este animal en las labores campesinas a pesar de que su importancia ha ido decayendo ante la proliferación de medios de carga y transporte motorizados.
Pero la fiesta también es una ocasión para reforzar lazos entre las comunidades aledañas, que sustentan su economía en la agricultura y acuden a participar en 'burralgatas' (carreras de burros), concursos del burro más elegante o de la mejor imitación de rebuzno, donde los jueces son los mismos animales.
'Lo importante es la participación del pueblo campesino, al que muchas veces no se le tiene en cuenta por su forma de vivir, aquí sí se le da importancia', dijo a la AFP Álvaro López, el orgulloso dueño de Amasijos.
Para ganar, López tuvo que vencer a otros dueños de burros que vistieron a sus animales con plumas y collares indígenas, o con playeras de la selección colombiana de fútbol, que el martes enfrentará a Inglaterra en los octavos de final de Rusia-2018.
También fueron al evento campesinos vestidos con ruanas -gruesas capas de lana típicas del altiplano-, quienes tocaron y bailaron músicas típicas de la región como la carranga.
Carolina Cárdenas, una artesana del pueblo vecino de Ráquira, acudió con sus hijos y su burro al encuentro, en espera de llevarse un premio a casa.
Su burro compitió contra Amasijos. 'Los burritos son importantes en el campo, lo vamos a disfrazar de artesanías, con ollitas, para la premiación', dijo.
Cerca de un millón de pesos (más de 340 dólares) en obsequios fueron entregados por comercios de la región a los concursantes, que no tenían que pagar nada por participar.
El zenit de la jornada fue la carrera de burros en la que cerca de 60 equinos cabalgaron por las calles del pueblo hasta llegar a un parque en el que encontraron un burro de papel con obsequios que se repartieron entre los corredores.