Durante mucho tiempo los científicos se han preguntado por qué individuos que sufren una lesión similar desarrollan respuestas de dolor tan distintas. Algunos se recuperan sin volver a sentir dolor mientras que otros quedan con dolor crónico para el resto de su vida.
Ahora, una nueva investigación parece haber encontrado la respuesta: las emociones de un individuo determinan qué probabilidad tendrá de sufrir dolor crónico.
Los científicos de la Universidad de Northwestern, en Chicago, llevaron a cabo escáneres cerebrales para analizar la respuesta de dolor de individuos que habían sufrido una lesión de la espalda.
Encontraron que la respuesta emocional de cada persona a la lesión es distinta e involucra la comunicación entre dos regiones del cerebro: la corteza frontal y núcleo accumbens (regiones encargadas de las emociones y la motivación).
El núcleo accumbens utiliza las señales de dolor para 'instruir' al resto del cerebro a que desarrolle el dolor crónico.