TEGUCIGALPA, HONDURAS.- América Latina y el Caribe afrontan un desafío apremiante: la falta de perfiles digitales. A pesar de las economías emergentes y en desarrollo, con poblaciones abrumadoramente jóvenes y ávidas de progreso profesional, estas no se ajustan adecuadamente a las necesidades del nuevo ecosistema laboral.
La desconexión entre las aulas y las empresas agrava la situación. Es imperativo abordar la planificación y formación educativa para resolver el déficit de perfiles y competencias digitales en el contexto del advenimiento del internet y la saturación de los mercados tradicionales. Juan David Aristizábal, CEO cofundador de PROtalento y excopresidente del Foro Económico Mundial, ahonda sobre la brecha de habilidades digitales en la región y sus desafíos inherentes.
¿Cómo impulsar la competitividad en la era digital?
La era digital ha impulsado que las industrias tradicionales deban reinventar su modelo de negocio y les ha permitido a industrias emergentes consolidar ideas disruptivas que hace solo un par de décadas parecían lejanas. Esto quiere decir que los negocios basados en lo análogo están migrando a la digitalización y las ideas de emprendimiento cada vez más necesitan basarse en tecnología para su desarrollo. Un ejemplo claro de Honduras son las billeteras digitales: una evolución de la banca tradicional basada en tecnología con un crecimiento importante en el mercado, y por otro lado, emprendimientos basados en tecnología como apps de delivery, marketplaces, entre otros. Ambos tipos de negocio, los tradicionales y los emergentes, tienen retos comunes para impulsar su competitividad. Para nosotros, el más evidente y neurálgico es el capital humano: talento preparado para la industria. Y es que hay un imperativo en el mundo actual: la constante en la era digital es el cambio. En ese sentido, los profesionales y la fuerza laboral tienen un reto: afrontar el cambio como una variable permanente y estar abiertos a adquirir habilidades nuevas para mantenerse vigentes en la industria. En PROtalento hemos identificado 2 grupos de habilidades que impulsan la competitividad:Habilidades técnicas, es decir, las que tienen aplicación directa en el puesto de trabajo. Habilidades socio emocionales, es decir, las que habilitan la apertura al cambio, al trabajo en equipo y la lectura de la incertidumbre como una oportunidad. En ese sentido, para nosotros la competitividad se impulsa desde la formación de talento capaz de contar con habilidades blandas y herramientas técnicas. Se convierte entonces en una prioridad para el sector privado y los gobiernos, diseñar y apoyar iniciativas de formación de capital humano eficientes y conectadas con necesidades de la industria.
¿Qué desafíos plantea el contexto latinoamericano y del Caribe para formar talento digital?
Quiero hacer énfasis en el Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) con unas cifras de contexto. Según el Banco Mundial (2021), en promedio, el 62% de la población cuenta con acceso a internet, el 18% de la población tiene acceso a la educación superior, y la región presenta un bono demográfico del 63%. A esto se suma un reporte de la Organización Internacional del Trabajo (2020) que muestra que el 72% de la fuerza laboral de la región se encuentra en la informalidad. ¿A qué nos llevan estas cifras? El primer desafío es la falta de acceso a la educación superior (técnica, tecnológica o profesional). Aunque nos encontramos en la región más joven (con más personas en edad productiva) de América Latina, el porcentaje de entrada a la educación sigue siendo muy bajo. Esto genera una fuerza laboral poco preparada para las necesidades del mercado local. Por otro lado, está la alta tasa de informalidad que se convierte en un desincentivo para el desarrollo de habilidades profesionales. Y como tercer desafío, aunque la penetración de internet ha venido aumentando, los costos de la tecnología, la calidad de la conectividad y la alfabetización digital son necesarios. Contar con acceso a internet no significa estar conectados con las oportunidades digitales. Otro reto que encontramos transversal en América Latina y el Caribe es el desajuste entre la educación y las demandas del mercado laboral: muchas veces los programas educativos no están alineados con las demandas del mercado laboral en el ámbito digital. Esto puede generar una brecha entre los conocimientos y habilidades adquiridos por los estudiantes y las necesidades reales de las empresas y la industria tecnológica.
El reto latinoamericano no solo es capacitar el talento sino abrir puertas y tomar ventaja de las plataformas...
Así es. Hoy necesitamos ser también creadores de tecnología y plataformas. Mi sueño es que nuestros talentos que trabajan como desarrolladores de software se conviertan pronto en los futuros creadores de empresas de tecnología en la región. Con más y mejor talento digital, podremos crear soluciones para el mundo.
Se dice que la conectividad digital no es la barrera más grande, sino la falta de capacidad de las personas para hacer cambios mentales de un trabajo a tiempo completo a la independencia laboral en plataformas. ¿Es afín a esta idea?
Es cierto que en muchos casos la falta de capacidad de las personas para hacer cambios mentales y adaptarse a la independencia laboral en plataformas puede ser una barrera significativa, incluso más que la conectividad digital en sí misma. Esta idea está relacionada con la transición de un modelo de trabajo tradicional a uno más flexible y basado en plataformas digitales. Es importante mencionar que no todas las personas están interesadas o tienen la conectividad y las habilidades necesarias para trabajar de manera independiente en plataformas digitales, y eso está bien. La diversidad de opciones laborales es necesaria, y cada persona puede elegir el camino que mejor se adapte a sus habilidades, preferencias y circunstancias. Lo que hemos encontrado con nuestros talentos es que el trabajo remoto requiere habilidades como la autogestión, el emprendimiento y la capacidad de adaptarse a diferentes proyectos y clientes. También implica asumir la responsabilidad de la búsqueda de oportunidades laborales, la fijación de precios, la gestión de la reputación y la construcción de una red de contactos.
¿Cuáles son las implicaciones a largo plazo de la transformación digital en el ecosistema laboral de la región?
Entender que el talento tiene oportunidades globales. Eso para las empresas locales implica que deben concentrarse en retener. Debemos garantizar en el largo plazo empresas muy sólidas y que generen mucho valor para la sociedad y economía, por eso es fundamental que las empresas aceleren su transformación digital y apuesten por retener el talento. Como países debemos entender que si queremos dejar la pobreza y avanzar hacia unas sociedades equitativas debemos aumentar urgentemente la inversión en educación.
¿Qué medidas se pueden tomar para garantizar una transición exitosa hacia la independencia laboral en plataformas digitales?
En primer lugar, es fundamental ofrecer programas de capacitación y desarrollo de habilidades digitales que incluyan aspectos como el uso de las plataformas, habilidades de autogestión y emprendimiento, y la creación de una red de contactos. En segundo lugar, es importante avanzar en alfabetización digital con empresas y entidades educativas; resulta importante identificar los retos de las industrias para que las apuestas de formación de talento puedan dar respuesta de manera ágil. En tercer lugar, necesitamos una renovación de las industrias. El mundo está abierto al trabajo remoto, a condiciones laborales que priorizan la calidad de vida y la trayectoria de carrera, los jóvenes cada vez menos conectan con industrias tradicionales o poco flexibles; buscan encontrar trabajos para aprender, explorar la creatividad y desarrollar su trayectoria profesional.