“La infección con este coronavirus no necesariamente genera inmunidad de por vida”, pero los anticuerpos sólo son parte de la historia, dijo el doctor Buddy Creech, un especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad Vanderbilt, quien no participó en el estudio que fue publicado el martes en la revista New England Journal of Medicine.
El sistema inmunitario recuerda cómo hacer anticuerpos de ser necesario y otras partes de él también pueden lanzar un ataque, agregó.
Los anticuerpos son proteínas que los glóbulos blancos llamados linfocitos B desarrollan para atrapar al virus y ayudar a eliminarlo. Los primeros son bastante rudimentarios, pero conforme sigue la infección, el sistema inmunológico se va entrenando para enfocar su ataque y desarrollar anticuerpos más precisos.
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El doctor Otto Yang y otros de la Universidad de California, campus Los Ángeles, midieron estos anticuerpos más precisos en 30 pacientes diagnosticados con covid-19 y cuatro personas que vivían con ellos y presuntamente tenían la enfermedad. Su edad promedio era de 43 años y la mayoría tenía síntomas leves.
Los investigadores hallaron que los anticuerpos tenían una vida media de 36 días, que significa que la mitad de ellos desaparecería pasado ese tiempo. Ello coincide con un informe previo de China que también indica que los anticuerpos desaparecen rápidamente.
Los resultados “piden ser cautos en cuanto a ‘pasaportes de inmunidad’ basados en anticuerpos, inmunidad colectiva y quizás durabilidad de la vacuna”, escribieron los científicos de California.
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Eso es cierto, indicó Creech, pero otras partes del sistema inmunitario también ayudan a brindar protección. Además de producir anticuerpos, los linfocitos B desarrollan memoria para saber cómo volverlo a hacerlos de ser necesario.
Otros glóbulos blancos, los linfocitos T, también serán mejores para atacar el virus la próxima vez que lo vean, dijo Creech.