Tegucigalpa, Honduras.- En los últimos años hemos sido testigos del auge de las cinturillas de látex, cuyo uso se ha promovido como un método rápido y eficaz para moldear el cuerpo y lograr esa codiciada “cintura de avispa”.
Sin embargo, detrás de la promesa de una figura esbelta se ocultan advertencias sobre los riesgos de llevarlas por tiempo extendido. En ese sentido, es importante conocer si realmente vale la pena utilizarlas todos los días o no.
Las también conocidas como fajas reductoras son elaboradas a partir de un material de látex grueso que comprime la zona abdominal y promueve una posición erguida, quienes defienden su uso destacan que, al ser portadas con regularidad, pueden ayudar a corregir la postura y a reducir la circunferencia de la cintura, creando un efecto visual de esbeltez inmediata.
Por lo que, a nivel estético, esta herramienta puede mejorar la apariencia de su cuerpo, haciéndole sentir más seguro de sí mismo al usar ciertas prendas de vestir.
En el ámbito deportivo también son piezas comúnmente utilizadas ya que, al aumentar la temperatura corporal en la zona abdominal, ayuda a sudar más, lo cual algunos interpretan como una forma de eliminar grasa localizada.
Sin embargo, es de suma importancia entender que este “sudor extra” no está implicado necesariamente en la pérdida de tejido adiposo, sino únicamente de líquidos, lo que genera una sensación de adelgazamiento pasajero.
Riesgos para su salud
Pese a los atractivos beneficios estéticos —prácticamente instantáneos—, utilizar estas cinturillas puede acarrear consecuencias negativas para su salud.
El médico David Ávila advierte que “el uso prolongado de estas prendas puede generar presión excesiva en los órganos internos, comprometiendo la circulación y la respiración profunda que, a la larga, puede resultar en problemas gastrointestinales y complicaciones posturales severas”.
Además, esta dependencia, lejos de mejorar la postura, puede atrofiar los músculos del core (abdomen y espalda baja). Al actuar como un tipo de “soporte externo”, la musculatura interna pierde fuerza y tono, debilitándose con el tiempo.
Esto no solo contrarresta los beneficios iniciales, sino que aumenta el riesgo de lesionarse al realizar movimientos cotidianos sin la faja.
Continuando en el apartado de los riesgos, el experto señala que la compresión constante puede afectar el flujo linfático, lo cual podría derivar en una acumulación de toxinas en la región abdominal y, en casos más graves, provocar daños a los nervios.
Consejos para usarlas de forma segura
Si opta por incluir este accesorio en sus rutinas, es fundamental que siga ciertas pautas que le ayuden a minimizar los riesgos.
Como primer punto, Ávila sugiere limitar su uso a un máximo de dos horas diarias y por ninguna circunstancia usarlas mientras duerme. De igual manera, evite llevarlas durante entrenamientos de alta intensidad, puesto que, al limitar la movilidad podría lesionarse.
“El cuerpo necesita libertad de movimiento para activarse de forma natural y mantener una buena salud muscular”, enfatizó el entrevistado.
Otra sugerencia a considerar es optar por modelos y tallas que se ajusten adecuadamente a su tipo de cuerpo, recuerde que una cinturilla demasiado ajustada más allá de ser incómoda, incrementa el riesgo de repercusiones médicas.
Balance: estética vs. salud
En última instancia haga un balance. ¿Realmente vale la pena utilizar la cinturilla?
Si bien proporcionan un impulso de confianza y soporte postural ocasional, está claro que su uso conlleva más riesgos que beneficios y la principal recomendación del entrevistado siempre será: “no existen atajos para un cuerpo saludable. La única solución está en el ejercicio y en mantener una alimentación adecuada”, finalizó.