Ejercítese por voluntad, no por compromiso: ¿Cómo enamorarse del proceso?

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Dentro del enumerado de hábitos básicos para gozar de un estilo de vida saludable, hacer ejercicio físico resuena entre cada una de las recomendaciones. Sin embargo, el sentido de obligación sigue primando por sobre la voluntad.

Entre la complejidad de sacar el tiempo suficiente para ir al gimnasio, o el espacio reducido y poco motivador que pueda haber en casa, el objetivo puede verse cuesta arriba. A ello se suman gastos adicionales como el pago de una mensualidad o membresía, así como el costo de la ropa deportiva.

Sin embargo, la actitud y mentalidad con la que se asuma el compromiso de llevar una vida más sana puede representar una diferencia aún mayor. Enamorarse del proceso y no únicamente de los resultados le permitirá hacer del ejercicio parte de una rutina diaria que llene sus propias expectativas, no las de los demás.

La verdad es que muchas veces comenzamos a entrenar con una meta clara en mente —bajar de peso, tonificar los músculos, mejorar la salud—, pero si el camino hacia esos objetivos no es placentero, es fácil perder la motivación. Para cultivar el hábito, es importante enfocarse en encontrar actividades que realmente se disfruten.

Recuerde que no todos tenemos que optar por lo mismo: caminar, correr, bailar, hacer yoga o practicar un deporte en equipo son opciones distintas a levantar pesas, pero igualmente válidas para mantenerse activo. Lo importante es que encuentre algo que le emocione, le sea favorable y se adapte bien al resto de su rutina.

A veces, el simple hecho de probar diferentes actividades hasta descubrir una que le apasione puede ser el inicio de una relación saludable y duradera con el ejercicio.

Todo aquello que le ayude a sentir que el ejercicio se vuelve más un acto de amor propio que una recomendación médica por acatar repercutirá en su beneficio en el largo plazo.

Redirija su enfoque. Es fundamental cambiar nuestra mentalidad respecto al ejercicio. Si lo vemos como un castigo o una obligación, inevitablemente lo evitaremos. En cambio, si lo percibimos como una oportunidad para liberar tensiones, despejar la mente y reconectar con nuestro cuerpo, el ejercicio se convierte en algo que esperamos con ansias.

Establezca metas graduales. Otra estrategia es establecer pequeñas metas a corto plazo y celebrar cada avance. En lugar de enfocarnos en objetivos lejanos, como cambiar nuestra apariencia, podemos disfrutar del progreso diario: sentirnos más fuertes, tener más energía o simplemente sentir la satisfacción de haber cumplido con nuestra sesión de ejercicio.

Disfrute del acto. Enamorarse del hábito de hacer ejercicio físico no se trata de disciplina extrema ni de forzarnos a hacer algo que no nos gusta. Se trata de encontrar la alegría en el movimiento, de hacer del ejercicio un acto de amor propio y bienestar, y de disfrutar del espacio en donde nos desempeñamos.

Acompáñese usted mismo. La idea de que debe encontrar un compañero para ir al gimnasio o a correr, por ejemplo, está desfasada. Si bien es cierto que muchas personas encuentran más placentero hacer cualquier actividad si están acompañadas por alguien de confianza, no significa que no pueda comenzar a enamorarse del hábito usted solo.