TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En un mundo cada vez más acelerado y cargado de distracciones, el desorden y la falta de organización en los espacios que habitamos pueden convertirse en una fuente silenciosa de estrés.
“La motivación está sobrevalorada; el ambiente a menudo es más importante”, afirma James Clear en su best seller “Hábitos atómicos”. Y, en ese sentido, un entorno más armonioso termina siendo determinante en el cuidado de la salud emocional y mental.
Estudios han evidenciado que los espacios desorganizados provocan sobrecarga sensorial y emocional, lo que puede generar ansiedad y aumentar los niveles de cortisol, la hormona del estrés; ambos detonantes de trastornos depresivos.
Un entorno desprolijo tiende a hacer que el cerebro procese demasiada información a la vez, mientras que la acumulación de desorden puede producir que las personas se sientan fuera de control en sus vidas.
En contraste, el orden contribuye a una mayor claridad mental, mejor concentración y un sentido de control. En otras palabras, menos estrés y más calma: los espacios organizados son más tranquilos y menos abrumadores.
Autocuidado
Los hábitos de organización no solo reducen el estrés, sino que también favorecen una mente más activa y saludable. Es decir, la organización se vuelve una forma de autocuidado que mejora el bienestar general.
Desarrollar una rutina de orden es una forma de disciplina que impacta positivamente en la autoestima. El acto de organizar puede ser una práctica consciente que ayuda a estar presente y reduce los pensamientos intrusivos.
Consejos prácticos para empezar
Comenzar a implementar más orden en el día a día no es sencillo para todos. Por ende, aquí un compendio de consejos y estrategias sencillas que a su vez favorecen la salud mental:
Depuración. Deshágase de lo que no necesita. Lo mejor es hacerlo por categorías (ropa, papeles y tecnología). Tómese el tiempo preciso.
Asignaciones. Todo debe tener un lugar definido para reducir el desorden. Evite las áreas compartidas para artículos que no guardan ninguna relación.
Rutina. Establezca pequeños hábitos diarios, como organizar su escritorio de trabajo al final del día y hacer la cama cada mañana.
Apuntes. Apóyese en herramientas como agendas o listas de tareas para mantener organizada su mente y, en consecuencia, su entorno.
Asesorías. Si siente que no se le ocurren buenas ideas o está escaso de creatividad, busque ideas de referencia en imágenes de Pinterest.
Prueba y error. Una de las ventajas de experimentar con formas de acomodar es que si algo no funciona bien siempre habrá oportunidad para corregir.