TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Lograr el cuerpo saludable, con sus variantes a lo largo del tiempo, sigue siendo una meta.
A veces se queda en el puro gusto estético de verse bien aunque no se sienta mejor, dejando de lado entonces el fin primordial de toda alimentación balanceada: estar y sentirse saludable, con la ventaja de que uno de los beneficios es, por ende, verse mejor.
No obstante, muchas veces eso de que “el fin justifica los medios” puede sobreponer la estética ante la salud, y es ahí donde hay que tener cuidado, y más ahora cuando el internet es un caldo de cultivo de dietas milagrosas, que vienen de la mano de un largo listado de “expertos” que las sustentan. Y en la era de la desinformación no se puede dar el lujo de hacer todo lo que el internet dicta.
Si bien una alimentación saludable no es una camisa que le queda a todo el mundo en la misma talla, es importante que consulte a un experto en nutrición para que haga una adaptada no solo a sus necesidades, sino también a su tiempo y recursos.
Existe la creencia errónea que solo las personas con ingresos altos pueden tener una alimentación saludable, pero desde el momento que usted prefiere comprar una gaseosa y no una fruta, hay que ir viendo si las limitaciones son más bien de conocimiento nutricional o de dinero.
“Desde el punto de vista biológico, la alimentación debe aportar los nutrientes necesarios para el crecimiento, desarrollo y funcionamiento adecuados; desde el punto de vista psicológico, la alimentación debe ser un satisfactor emocional a través de su preparación, su consumo, presentación, olor, etc., y desde el punto de vista social debe realizarse en un ambiente agradable, permitiendo la convivencia humana”, señala la nutricionista Marisela Álvarez.
Dietas emergentes
“Actualmente, se le ha dado mucha importancia a la alimentación para la prevención de enfermedades metabólicas, cardiovasculares, etc., así como para la preservación de la buena salud; también se ha dado mucha importancia a la imagen corporal, en donde los cuerpos más fibrosos y con menor cantidad de grasa corporal son los que se consideran ‘más sanos’, por lo que las personas buscan perder peso sin esfuerzo recurriendo a dietas ‘milagro o de moda’ que prometen dicha pérdida en poco tiempo, por medio de una restricción energética y de nutrientes importantes, sin un cambio de hábitos de alimentación, ocasionando daños en la salud ya sea a corto y a largo plazo”, detalla la experta.
Las personas que siguen estos esquemas de alimentación se dejan influenciar por los contenidos de internet que aparecen en diversas plataformas, y que rápidamente se convierten en tendencias de moda, “sin importarles las carencias que puedan tener a nivel nutricional”.
“Esas dietas milagro o de moda, la gran mayoría son para reducción de peso, pero también hay para desintoxicación, para tratar ciertas dolencias corporales, o las que prometen ser un ‘elixir de juventud’, pero no tienen una evidencia científica sobre su efectividad”, acota nuestra entrevistada.
En toda dieta emergente, en cada época donde se aborda la nutrición dependiendo del cuerpo que se desee, hay algo que no debería cambiar: los alimentos que aportan los nutrientes necesarios.
No se trata de superalimentos populares que debemos incorporar a la dieta, porque de repente hay muchos que no se adaptan a la economía de la mayoría, sino de los alimentos que tenemos a la mano pero que sabemos podrán cubrir ese aporte nutricional.
“Los alimentos que elegimos comer y cómo los combinamos hacen que una comida sea o no nutritiva. Una alimentación saludable debe ser nutritiva. No existe un sólo alimento que proporcione todos los nutrientes que el cuerpo necesita para funcionar bien y mantenerse saludable. Pero si se combinan bien, pueden ayudar al desarrollo y crecimiento”, detalla la experta, y agrega que los nutrientes están en casi todos los alimentos que comemos, “sobre todo en los alimentos saludables. Una alimentación es nutritiva y variada cuando contiene los alimentos de todos los grupos”.
Es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que una dieta diaria debería estar compuesta por frutas y verduras, “estos alimentos deben formar la base de nuestra dieta, ya que son ricos en vitaminas, minerales y fibra”, dice la nutricionista.
Además de proteínas, de las que “debemos incluir una cantidad adecuada en nuestra dieta. Podemos obtenerlas de fuentes como carnes magras, pescado, huevos, legumbres y productos lácteos”; y carbohidratos, que “son nuestra principal fuente de energía.
Sin embargo, es importante elegir carbohidratos saludables como granos integrales, arroz integral y papas en lugar de carbohidratos refinados”, y finalmente las grasas saludables, las cuales están en alimentos como el aguacate y el aceite de oliva.
Como ve, los superalimentos no son aquellos desconocidos y extraños, son los que conocemos desde siempre y que por alguna u otra razón no consumimos.
Nutrición y salud mental
Estudios han demostrado que una dieta equilibrada y que incluya alimentos frescos, sean estos frutas, verduras o carnes, puede tener una impacto positivo en la salud mental.
¿Esto por qué? Porque resulta que si su dieta es alta en alimentos procesados, azúcares añadidos y grasas saturadas, su organismo está más propenso al riesgo de depresión, ansiedad y otros trastornos mentales. Otros hallazgos indican que una microbiota intestinal saludable puede influir en nuestra salud mental.
Por ello también se impulsa que su dieta sea rica en fibras, probióticos y alimentos fermentados que puedan promover ese bienestar, que a su vez está relacionado con un mejor estado de ánimo y un riesgo menor de padecer trastornos mentales.
Nutrición y medio ambiente
Si bien la experta señala que es difícil determinar qué es una alimentación sostenible en términos de composición de alimentos, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) ha definido las dietas sostenibles como dietas con bajo impacto ambiental, que contribuyen a la seguridad alimentaria y nutricional y a la vida sana de las generaciones presentes y futuras.
“En los últimos tiempos el foco se ha puesto en la producción de alimentos con el menor impacto ambiental posible. Sin embargo, actualmente el énfasis se pone en la modificación de los hábitos alimentarios. Qué y cuánto comemos influye directamente en qué y cuánto se produce, y se precisa estimular dietas que sean buenas tanto para la salud como para el planeta”, puntualiza la nutricionista.
Nutrición y tecnología
Ahora bien, si con la ayuda de un especialista en nutrición o sin la ayuda de uno usted no logra equilibrar su día en cuanto a alimentación se refiere, ya sea por atrasos, olvidos o simplemente porque no tiene el conocimiento suficiente para sostener un plan saludable, la tecnología también es una aliada.
Puede descargar apps de nutrición que le puedan ayudar con sus objetivos, ya sea que su dieta incluya carnes o no, por ejemplo.
Nutrilio, le puede ayudar en su control de pérdida de peso. Contador de Calorías, es otra opción cuando cumplir con un requerimiento calórica aún no es algo que maneja muy bien. Ekilu sería una aliada en las ideas de recetas saludables. MyFitnessPal, con dos millones de usuarios, es una opción viable para lograr sus objetivos. Igualmente está Nutrium.
Si la ruta que ha seguido es la del ayuno intermitente, debe hacerlo con un plan establecido por un experto, puesto que esta forma de alimentación puede ser contraproducente si lo hace sin ninguna guía. Pero si ya la tiene y quiere reforzar su rutina alimentaria, BodyFast es una app que podría servirle.
Nutrición y educación
No hay una buena nutrición sin conocimiento. La falta de educación nutricional, que debería ser un eje en la educación del país, es la que lleva a consecuencias como los desórdenes alimenticios, el sobrepeso y la obesidad.
Comemos desconociendo los aportes de lo que ingerimos, al desconocerlo no valoramos la importancia de una buena alimentación para la salud en general.
Lo que comemos impacta todo, en nuestro cuerpo y en nuestra mente, porque cada aporte de lo que comemos juega un papel dentro de nuestro organismo, para bien o para mal.
“Es fundamental comprender la importancia de la educación nutricional y cómo puede influir en nuestra salud y bienestar. La educación nutricional es esencial para promover una alimentación saludable y prevenir enfermedades. Se entiende como educación alimentaria nutricional a la combinación de estrategias educativas, diseñadas para facilitar la adopción voluntaria de elecciones nutricionales que conducen a un estado óptimo de salud y bienestar”, concluye la nutricionista Marisela Álvarez.