Salud y Belleza

Introversión: Una lucha por subsistir en un entorno extrovertido

Respetar la autonomía de los introvertidos y aprender a reconocer la valía en su forma de interactuar con el mundo es vital para una convivencia armónica
03.06.2024

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En medio de una sociedad que celebra el carisma, la elocuencia y la sociabilidad, los introvertidos tienden a navegar contra la corriente, enfrentando un tipo de discriminación sutil pero persistente.

Muchas personas con un falso positivismo proclaman una aceptación universal de la autenticidad, pero en la práctica quienes prefieren la introspección son frecuentemente etiquetados como “creídos” o “apáticos”.

Esta dualidad entre la teoría y la práctica revela una contradicción en nuestra percepción de las personalidades. Para empezar, es imperativo delinear la diferencia entre introversión y extroversión.

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En palabras de la máster en psicología Anjannette Gavarrete, el introvertido “se recarga de energía disfrutando de las actividades que le gusta hacer solo, con su familia o personas de mucha confianza”, mientras que las personas extrovertidas “necesitan compartir con los demás y tener estímulos externos para recargarse”.

Gavarrete explica que introversión y soledad no son sinónimos, pero el primero engloba al segundo; “a los introvertidos les gusta estar solos, pensando, reflexionando y recargándose, porque es su método eficaz e ideal para sentirse bien”.

Varias situaciones de la vida pueden conducir a una inclinación hacia la introversión. Experiencias tempranas suelen fomentar una tendencia a buscar consuelo en el silencio. Por otra parte, también puede ser una respuesta adaptativa a entornos altamente estresantes, traumáticos o demandantes, donde la introversión ofrece una vía de escape y reflexión.

“Hipocresía social”

Mientras la “hipocresía social” se desentona entre una proclamación de aceptación y la realidad cotidiana —bajo el mantra de “sé tú mismo” que parece tener una singularización invisible cuando se refiere a los introvertidos— las personas retraídas son a menudo malinterpretadas.

Su reserva es confundida con desaire, y su preferencia por la observación silenciosa se malinterpreta como desinterés, ya sea por “falta de empatía, temor a lo desconocido o doble moral cuando se juzga o excluye a aquellos que tienen sus rasgos huraños más marcados”, dijo la experta.

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Es claro que todos estos estereotipos tienen repercusiones significativas en la autoestima y salud mental de los introvertidos. La constante presión para apegarse a normas extrovertidas puede llevar a sentimientos de inadecuación y ansiedad.

“Cuando la persona introvertida es víctima de un estigma social que la hace sentir mal o culpable por ser como es, entonces hay una tendencia mayor a aislarse o a actuar un poco más distante de los demás”, mencionó Gavarrete.

Medidas conciliadoras

No obstante, la sociedad en general puede volverse más inclusiva y equitativa adoptando una serie de medidas. La educación en la diversidad de personalidades desde una edad temprana suele fomentar la aceptación y el respeto por todas las formas de ser.

En el ámbito laboral, la implementación de políticas que valoren la diversidad de estilos de trabajo y que promuevan entornos inclusivos puede permitir que todos los empleados, independientemente de su temperamento, prosperen.

En cambio, si usted es esa persona retraída la experta sugiere “ser fiel a su personalidad, creencias, pensamientos y decisiones”, puesto que una verdadera aceptación siempre radicará en la apreciación genuina de cada quien.