TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Es consabido que la actividad física regular -en armonía con una alimentación balanceada- conduce a una vida saludable y en equilibrio. Pero siendo pragmáticos, las rutinas modernas, las diligencias del trabajo o del hogar, la absorción tecnológica o el simple hecho de ser madre dificultan la adopción (o prolongación) de dicha consigna. El ejercicio termina ocupando un lugar bastante bajo en la lista de prioridades.
No obstante, no tiene por qué ser así; es clave seguir un plan de entrenamiento de práctica regular. Y claro, es más fácil decirlo que hacerlo, pero tómese el tiempo y el espacio para priorizar su salud. No se puede ser la mejor versión de sí misma cuando el bienestar integral es inexistente.
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Por una vida saludable
Comience por cultivar la fuerza de voluntad. Para ello piense en los beneficios de la práctica del ejercicio a corto y largo plazo: ayuda a prevenir deterioro cognitivo, alivia el estrés acumulado, permite mejorar la calidad del sueño, es energizante y reduce el riesgo de enfermedades crónicas como complicaciones cardíacas, entre otros.
De ahí, Ronerd Zaldaña, entrenador personal y coach de vida, sugiere volcarse a un entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT). “Son ideales para madres modernas que no disponen de mucho tiempo y consisten en alternar períodos cortos de ejercicio de alta intensidad con períodos de recuperación o ejercicio ligero”, apunta.
“Este entrenamiento está basado en cuatro ejercicios: sentadillas, flexiones con palmada en el suelo, militar cruzado y burpees con salto”. Puede realizar una rutina completa durante 10 a 30 minutos.
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