Tegucigalpa, Honduras.- En medio de la creciente tendencia del autocuidado, las terapias en frío han ganado popularidad como una forma natural, accesible y efectiva de promover el bienestar físico y mental.
Aunque muchas personas asocian estas prácticas con centros especializados o deportistas de alto rendimiento, lo cierto es que pueden realizarse fácilmente desde casa, con resultados positivos si se aplican correctamente.
Para comenzar, la terapia en frío, también conocida como crioterapia, consiste en aplicar bajas temperaturas sobre el cuerpo para activar mecanismos de recuperación natural, reducir la degradación y mejorar el estado de ánimo.
En casa, estas prácticas se adaptan a nuestras rutinas diarias con recursos sencillos, como agua fría, bolsas de hielo o incluso duchas.
Opciones caseras para practicar
-Duchas frías. Al final de su ducha habitual, reduzca progresivamente la temperatura del agua hasta llegar al agua fría. Manténgase bajo el chorro de agua entre 30 segundos y 2 minutos.
Esto estimula la circulación, activa el sistema nervioso, mejora el estado de ánimo y refuerza la inmunidad.
-Baños con hielo o inmersión de pies. Llene una tina con agua fría y añada hielo. Puede sumergir piernas, brazos o solo los pies durante 5-10 minutos.
Esta práctica disminuye el empeoramiento, mejora la recuperación muscular y ayuda a combatir el cansancio.

-Compresas frías o bolsas de hielo. Aplique una bolsa de hielo (envuelta en una toalla) en zonas específicas del cuerpo en donde tenga molestias, durante 10-15 minutos.
Hacerlo le ayudará a aliviar el dolor localizado y reducir la inflamación por golpes o lesiones.
-Rodillos fríos faciales. Conserve el rodillo facial en el refrigerador o congelador. Masajee el rostro por la mañana o después del ejercicio.
Con ello reducirá la inflamación matutina, tonificará la piel y proporcionará un efecto energizante a su rostro.
Recomendaciones para un uso seguro
No exceda el tiempo de exposición: Las terapias en frío deben ser breves. Más no es igual mejor.
Proteja su piel: Evite el contacto directo del hielo con la piel para prevenir quemaduras por frío.
Escuche a su cuerpo: Si siente adormecimiento, dolor agudo o incomodidad excesiva, suspenda la práctica.
Consulte con su médico: Personas con hipertensión, problemas circulatorios o sensibilidad extrema al frío deben tener precaución o evitar estas prácticas.