TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Con el correr de los años, muchos hemos notado cómo los días parecen pasar más rápido, cómo de Año Nuevo —en un abrir y cerrar de ojos— casi llegamos a septiembre.
Y más que un tema bíblico, seamos claros: nuestra mente vive en un constante torbellino de pensamientos que no cesan, nos aturden y no nos dejan apagarnos para pensar con serenidad.
Este fenómeno últimamente popularizado fue bautizado como “Síndrome del pensamiento acelerado” por el psiquiatra brasileño Augusto Cury.
En ese sentido, Anjannette Gavarrete, máster en Psicología, nos destaca que este síndrome está profundamente enraizado en los patrones de la vida moderna.
“El exceso de estímulos que nos genera la tecnología y las redes sociales —videos, mensajes y notificaciones— convierte a los dispositivos electrónicos en nuestros compañeros más íntimos, tanto al despertar como al acostarnos”, dijo.
Este bombardeo constante no solo interfiere con nuestra tranquilidad, sino que engendra una mente hiperactiva.
Y es que habitamos en un mundo que no se detiene. Las presiones laborales por un lado, las exigencias académicas y los compromisos sociales por el otro, y las múltiples tareas diarias a las que nos enfrentamos nos cubren en una telaraña de estímulos de la que es casi imposible escapar.
Esta vorágine, además de alejarnos de nuestra esencia en sí, alimenta una cultura de consumismo, dependencias y comparaciones. “Nos encontramos constantemente tomando decisiones de compra, comparándonos con otros y anhelando aquello que no tenemos”, señala la entrevistada, lo cual perpetúa un ciclo de insatisfacción y estrés.
Baje el ritmo
Al identificar las causas de esta sobrecarga mental, puede comenzar a gestionarlas de manera efectiva “practicando algún deporte para liberar endorfinas y así reducir el estrés y mejorar el sueño”, mencionó Gavarrete, así como organizar y planificar las actividades diarias con un enfoque estructurado y flexible.
Si ocupa un apoyo extra, considere que “en la terapia puede expresar sus preocupaciones sin juicio, aliviar la carga emocional y reducir el pensamiento acelerado”, finalizó la experta.
Otras sugerencias
“Pequeños pasos como eliminar la confirmación de lectura en WhatsApp, activar el modo reposo por la noche, y evitar revisar el teléfono durante los primeros 15 minutos de la mañana y los últimos 30 antes de dormir, pueden marcar una gran diferencia”, puntualizó Gavarrete.