TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Un cambio de escuela puede representar una experiencia compleja para los niños. De hecho, la idea de enfrentarse a nuevos espacios, maestros y compañeros suele ser desalentadora, al menos en un principio.
Y aunque diversos motivos impulsan a las familias a transferir a sus niños de un centro de estudio a otro, los padres se convierten en los principales encargados de transmitirle a sus hijos el concepto de que es normal estar nerviosos al dirigirse a un entorno distinto de aprendizaje.
No es inusual que un pequeño se sienta fuera de lugar durante los primeros meses de la transición escolar, especialmente si también se encuentra en un entorno familiar cambiante. Aquellos que experimentan estrés pueden mostrar su incomodidad al comportarse mal, retirándose de las actividades sociales, y hasta alterando su dieta y patrones de sueño.
Para lidiar mejor con esta transición, permita que sus hijos y usted liberen sus emociones y sentimientos a medida vayan surgiendo. Este paso en particular parece contrario a la intuición, pero reconocer las incomodidades que la familia está sobrellevando hace que sea más fácil superarlas.
Haga de esta una oportunidad para sentarse y hablar con sus hijos sobre lo que les molesta, cuáles son sus miedos y qué se puede hacer para ayudarlos a sentirse mejor con el nuevo entorno y las circunstancias relacionadas.
Por otro lado, dele a sus hijos un poco de holgura. Los niños en entornos educativos cambiantes ya están abrumados, por lo que no necesitan presión adicional. Por ejemplo, disminuya la carga de sus hijos cuando se trata de labores en casa o actividades que pueden esperar un poco, especialmente durante las primeras semanas.
Otros factores a considerar
Aunque es sabido que cada niño y familia experimentan escenarios diversos, hay patrones generales que merecen atención:
Edades. El cambio de centro educativo afecta de diferentes maneras a los estudiantes según la edad que tengan. Los más pequeños suelen llevarlo mejor que aquellos que atraviesan la adolescencia.
Motivos. Dependiendo de las razones que motivan el traslado de sus hijos, algunos pueden llegar a sentirse solos, confundidos y abrumados. Requieren de apoyo adicional incluso de sus maestros.
Personalidades. Los niños más extrovertidos batallan menos ante escenarios poco conocidos. Pero habrá quienes necesiten más tiempo y paciencia.
Hay que acompañarlos
La maestra de educación básica Graciela María Fonseca apunta que: “Como padres, es importante llevarlos a la nueva escuela para que puedan conocerla antes de transferirlos, y animarlos a que allí encontrarán nuevos compañeros y amigos. Siempre preguntarles cómo les fue, principalmente en las primeras semanas de adaptación, es preciso. Además de estar pendientes e identificar los temores que los hijos puedan presentar al socializar con nuevas personas”.
Graciela Fonseca
Maestra de educación básica
Licenciada en Ciencias Naturales
Contacto: +504 8808-5763.