TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En el viaje maravilloso de la crianza, una de las herramientas más poderosas y subestimadas que padres y madres tienen a su alcance es el contacto físico con sus hijos.
Los abrazos, las caricias y el estímulo piel a piel no solo representan muestras de amor y afecto, sino que también desempeñan un papel crucial en el desarrollo emocional, social y físico de los pequeños.
Para empezar, el contacto físico es el primer lenguaje de amor que los niños entienden. Expresiones de este tipo les transmiten seguridad, apoyo y confianza en el mundo que los rodea. Son gestos que fortalecen el vínculo emocional entre ambas partes, creando una base sólida para una relación afectiva y saludable a largo plazo.
También tiene un impacto positivo en la salud física de los niños. Los abrazos y las caricias liberan hormonas que fortalecen el sistema inmunológico, reducen el estrés y promueven el bienestar general. Un niño que crece en un ambiente cargado de afecto físico tiende a estar más sano y resistente a enfermedades.
Asimismo, se contribuye al desarrollo cognitivo y emocional de los niños. A través del toque, los pequeños experimentan diferentes texturas, temperaturas y sensaciones, estimulando su sistema nervioso y desarrollo cerebral. Y aprender a interpretar las emociones a través del contacto físico es fundamental para su inteligencia emocional.
Es claro que el contacto físico es una forma de comunicación no verbal poderosa. Los abrazos reconfortantes, las palmadas en la espalda y las caricias expresan calidez, apoyo y comprensión cuando las palabras no son suficientes. Permiten a los niños expresar sus emociones y necesidades de una manera segura y amorosa.
Finalmente, no se trata solo de gestos de cariño, sino de una necesidad vital en la vida de los hijos. Los abrazos, mimos y caricias son la base de un futuro protegido, feliz y emocionalmente equilibrado para ellos.
¿Cómo mejorar el vínculo físico?
Existen alternativas para mejorar el vínculo entre padres e hijos a través del contacto físico. Pero hay que tener presente que cada niño es único, por lo que se vuelve esencial adaptar estas sugerencias según la edad, las preferencias y las necesidades de sus hijos.
Abrazos y cariños diarios. Establezca una rutina diaria para abrazar y mostrar cariño a sus hijos. Darles abrazos cálidos y expresiones de amor con frecuencia les transmite seguridad. Intente al despertar y antes de dormir.
Juego físico. Opten por juegos que impliquen contacto físico, como cosquillas, piruetas, carreras, luchas amistosas, o simplemente rodar por el suelo juntos. Estos momentos fomentan la conexión y la diversión.
Arte con las manos. Realicen actividades artísticas que involucren las manos, como pintura, modelado con plastilina o trabajar con arcilla. Esto retribuye la creatividad y el contacto físico a través de la manipulación de materiales.
Mindfulness o yoga. Introduzca prácticas de mindfulness o yoga en familia. Estas fomentan la conexión mente-cuerpo y pueden incluir ejercicios de estiramiento y contacto como abrazos grupales o masajes relajantes.