Tegucigalpa, Honduras. Tras 11 años de espera la saga de acción Diablo está de regreso al mundo de los videojuegos. A partir de este 6 de junio llega Diablo IV, el cual se aleja de sus antecesores en muchos aspectos.
Existe un creador de personajes y clases, y un mundo con cientos de lugares para visitar. Blizzard, su compañía desarrolladora ofrece un mundo abierto con cientos de misiones y cosas que hacer para complementar la experiencia.
En esta ocasión nos olvidamos de la estructura por actos, ya que podremos hacer la historia a nuestro gusto y visitar cualquier área del juego desde el primer momento del juego. Aunque la historia es el foco principal, podríamos pasar horas explorando calabozos, liberando ciudadelas o cumpliendo eventos para subir de nivel y mejorar nuestro armamento antes de tocar una misión principal. Lo mejor de todo es que esto no es requisito, por lo que si es fanático de lo lineal podrá seguir el camino y enfocarse solo en la trama.
El mundo abierto de Diablo IV también es una evolución de los intentos anteriores. No existen pantallas de carga o secciones. Tampoco la paleta colorida que causó polémica. Las monturas hacen su debut y nos ayudarán a reducir el tiempo que tardamos al desplazarnos en las diversas zonas.
A nivel artístico el juego deslumbra y demuestra el mimo con el que está hecho, y lo pulido que está, ya que hay mucha acción en pantalla y el juego no resiente en ningún momento.
El Santuario está conformado por cinco regiones: Cumbres Fracturadas, Estepas Secas, Scosglen, Hawezar y Kehjistan. Cada una de ellas cuenta con un clima y enemigos específicos, por lo que tendremos que ajustar la estrategia.
Como sello de la franquicia, el cooperativo hasta para cuatro jugadores en línea y dos en modo local (solo en consolas) funciona de maravilla, y en esta ocasión con juego y progreso cruzado entre plataformas.
Encarecidamente recomendamos terminar la campaña de primero, para dar paso al contenido endgame dónde comienza el reto del juego, con los calabozos de pesadilla. árbol de los susurros y mar de sangre, todo ello para obtener el mejor equipo posible y con la máxima dificultad.
La espera por Diablo IV ha sido larga y el resultado final convence. El juego es uno de los mejores RPG de acción que existe y nuevamente pone en alto a la franquicia. El mundo abierto, las opciones de personalización y la cantidad de contenido es más que suficiente para perderse por horas.