Entretenimiento

El encuentro de dos pueblos hermanos

Lepaterique vive con alegría la tradicional fiesta del guancasco.

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27.07.2013

Incursionar en el pequeño poblado de Lepaterique es peregrinar por las callejuelas acompañando a los feligreses y a su patrón, el apóstol Santiago. La devoción desborda entre cánticos, rezos y el incienso que impregna el rostro envejecido de los ancianos y el de los niños que con ternura se inclinan ante su santo protector.

Amaneció el 25 de julio y los rayos matutinos del sol, el cantar de los gallos, la música de cuerda y quema de pólvora dieron inicio a la feria patronal de Lepaterique, en honor a Santiago, la festividad es realizada por la visita de San Sebastián, de Ojojona, más conocida tradicionalmente como guancasco, una celebración de la cultura lenca que simboliza el encuentro de dos pueblos hermanos.

Esta tradición del guancasco inicia el 20 de enero, cuando Ojojona festeja a su patrón San Sebastián y es visitado por los parroquianos de Lepaterique y su patrón Santiago, y el 25 de julio, San Sebastián y la parroquia de Ojojona devuelven la visita a Lepaterique.

Además de la celebración patronal, Lepaterique cuenta con la feria de las flores, que dura todo el mes de mayo, en donde la Virgen María realiza posadas encabezando las procesiones por los diferentes barrios de la localidad, las mujeres acompañan a la Virgen ofrendándole flores mientras que los hombres portan cañas formando una barrera que custodia la procesión.

Los atractivos turísticos del municipio son impresionantes por encontrarse encavado entre los verdes paisajes de la sierra de Lepaterique y su montaña de hierbabuena, en donde predominan los cultivos de hortalizas, flores y granos básicos; por otra parte, sus bosques nublados, pinares y robledales dan paso a las caídas de agua, afluentes importantes que alimentan los embalses de Los Laureles y Concepción.

Degustar el plato típico de estofado en las festividades religiosas y las refrescantes ensaladas de vegetales son manjares que van acompañadas de la naturalidad y gentileza de sus habitantes, quienes nos invitan a quedarnos y conocer sus bellezas naturales.