El globo gigante de helio desde el cual el paracaidista austríaco Felix Baumgartner se lanzó para quebrar el récord mundial de caída libre y romper la barrera del sonido despegó la mañana del domingo a las 09H30 (15H30 GMT), en el cielo de Nuevo México (sudoeste de Estados Unidos).
El ascenso del globo hasta 36,000 metros de altitud -el triple que un avión de línea- duró dos horas. Luego, el paracaidista saltó en caída libre.
Baumgartner pasó a los libros récord pero también se expuso a grandes riesgos, incluyendo la muerte.
La cápsula se elevó en un cielo despejado mientras los asistentes contenían la respiración durante los primeros 300 metros de su ascenso, durante los cuales Baumgartner no hubiera tenido suficiente tiempo para saltar si hubiera habido algún problema.
Sin embargo, tras los primeros 10 minutos de vuelo del globo, cuyo ascenso fue transmitido en directo mediante cámaras situadas en el dispositivo y en tierra, logró una velocidad óptima de cerca de 360 km por minuto, según informó el equipo a cargo de la misión.
En tanto el descenso, duraró ocho minutos, cuatro de los cuales consistieron en una caída libre, antes de que Baumgartner abriera su paracaídas cuando se encontró a 1,500 metros sobre el suelo.
Más de 2.2 millones de internautas siguieron la ascensión mediante una retransmisión por el portal de vídeos Youtube. Sin embargo, la señal, que también fue emitida por cadenas de televisión de todo el mundo, llega con un retraso de 20 segundos, en caso de que algo salga mal.
'Si hay un accidente, el control de la misión está ahí y sin dudas va a cortar la transmisión', dijo la portavoz del equipo, Sarah Anderson, a la AFP.
Este es el segundo intento que realiza el paracaidista de 43 años luego que a principios de la semana pasada tuviera que abortar su misión a último minuto debido al viento.
El globo, que contiene 30 millones de pies cúbicos (8400,000 metros cúbicos) de helio, impulsó la cápsula donde se ubica Baumgartner, que pesa cerca de 1.3 toneladas y que lo transportó hasta la estratósfera.
El mayor riesgo que enfrenta el paracaidista, que hace cinco años que se entrena para este salto, fue la posibilidad de girar fuera de control, lo que pudo hacerle perder el conocimiento. Por eso fue esencial su control del salto desde la cápsula, para lo cual se deberá colocar en una posición con la cabeza hacia abajo para aumentar la velocidad.
Además, en caso de que el traje especial presurizado que lleva el austriaco se rompiera, su sangre herviría debido a la presión extrema causada por la altitud.
Otro riesgo para la vida de Baumgartner es la temperatura a que se enfrenta, de menos 68 grados celsius.
Como parte de su entrenamiento, el paracaidista ha completado con éxito dos altos desde altitudes extremas, uno desde 21,800 metros y otro desde 29,600.
Baumgartner busca romper con su hazaña al menos tres récords: realizar el salto más alto y el más rápido en caída libre y convertirse en el primer ser humano en romper la barrera del sonido (1,100 kmh) afuera de una aeronave.
El récord de salto en paracaídas está desde 1960 en poder de un ex coronel de la Fuerza Aérea estadounidense (US Air Force), Joe Kittinger, quien se lanzó desde un globo de helio a 31,333 metros de altura. Kittinger, que hoy tiene 83 años, forma parte de la misión Red Bull Stratos que acompaña al austríaco.