Empezó con figuras de barro cuando niño y su creatividad lo llevó a convertirse en todo un maestro del arte. José Cecilio Varela Valle emigró de su pueblo natal, Soroguara, en el Distrito Central, a la capital en busca de mejores derroteros y logró su objetivo.
Como justo premio a su esfuerzo por salir adelante, hoy es gerente propietario de un taller de diseños en la salida de la carretera que conduce al norte del país, donde, sin haber estudiado en una escuela del arte, tiene la creatividad de fabricar esculturas de diversos tamaños.
Hoy tiene más de 20 años de dedicarse a su oficio y cada día adquiere nuevos conocimientos en la rama de la fabricación de obras de arte en cemento y fibra de vidrio.
En su taller ubicado a la altura de la aldea La Cuesta se pueden apreciar esculturas bellas como gigantescos caballos, toros, vacas, leones, lagartos, tortugas y atractivos flamingos, entre otros, hechos con fibra de vidrio.
También hay fuentes de diversos estilos y tamaños, mesas, bancas decoradas y columnas que son utilizadas en la construcción.
José Cecilio dio sus primeros pasos en el oficio en la rama de la construcción y con apoyo de un amigo se convirtió en un diseñador de altos kilates.
“Desde niño me crie en el pueblo afuera, trabajábamos en el campo, donde encontrábamos el barro o la arcilla en la tierra y hacíamos figuras”, relató.
Agregó que a través del tiempo emigró a la capital y “comenzamos a trabajar en talleres donde fabricaban estas artesanías y hoy ya estamos independizados, trabajamos lo personal”.
Explicó que el proceso de fabricación de un caballo ya con el molde tarda un mes.
Hacer el primero es lo más tardado, porque la figura se tiene que hacer de cemento y de ahí es donde se saca el molde, por lo que el proceso tarda un aproximado de tres meses.
Varela Valle mostró un toro que es hecho a mano y de él sacaron el molde que se utiliza para fabricar muchos más.
Los principales clientes para la compra de toros y caballos son los dueños de haciendas y casas de campo.
Para los demás artículos, que son del área de la construcción, como adornos, mesas, bancas, molduras decorativas, la clientela es variada.
Varela Valle no se limita a hacer las figuras que tiene en su taller, también complace los gustos de clientes que piden un artículo en especial que tal vez llevan en fotografía o en su propia imaginación.
Muchas de sus obras se pueden ver en ciertos parques de la capital y en municipios como Campamento, Olancho, donde las fuentes y las bancas fueron compradas en su taller.
Este maestro del arte genera empleo, aunque a poca escala, pues lo pesado de la crisis no permite la contratación de mucho personal.
Lamentó la falta de apoyo del gobierno, porque no hay incentivos para el arte nacional.