TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Hace 3,650 días o 10 años
Honduras logró su segunda clasificación a un Mundial de fútbol luego de 28 años de ausencia desde su participación en
España 1982 al mando de
Chelato Uclés.
Fue la noche del miércoles 14 de octubre de 2009 que Honduras encontró la llave de la puerta que le permitió entrar nuevamente a la élite de la selecciones del mundo tras casi tres décadas de intentos fallidos.
Técnicos nacionales y extranjeros y recambios generacionales fueron parte de esos proyectos, en los que todos terminaron en simples desiluciones para el fútbol hondureño por no conseguir el objetivo.
Pero tuvo que llegar alguien distinto. Desde su nombramiento en el cargo fue cuestionado por su poca experiencia, pero sus resultados paulatinos fueron respaldando su trabajo.
El colombiano Reinaldo Rueda, quien recibió la nacionalidad hondureña gracias a lo que hiz con la selección, llevó a Honduras a lo más alto, y Sudáfrica era la ruta para el elenco catracho que parecía no llegar. Lo hizo agónicamente.
Transcurría el minuto 63, la H elaboraba una jugada luego de un rechazo de la barrera ante un fallido tiro libre indirecto. Wilson Palacios le pasó el balón a Edgar Álvarez, este a David Suazo que habilitó a Carlos Pavón con un centro de derecha que terminó en la esquina superior izquierda de la portería tras un golpe de cabeza del máximo anotador de la Bicolor. Vea: Honduras con lo justo vence a Martinica y avanza a semifinales de la Liga de Naciones de Concacaf
La Cinco Estrellas selló su victoria por la mínima en el estadio Cuscatlán de San Salvador. Cumplió, pero la clasificación no dependía totalmente de su buen accionar en tierras salvadoreñas ante un abarrotado recinto deportivo. Era un ambiente hostil.
Tuvo que llegar la ayuda. Sucedió lo imposible. Esa noche el tiempo y los pronósticos fueron derrotados. En el tiempo de descuento Estados Unidos le empató a Costa Rica (2 a 2) gracias a un cabezazo de Jonathan Bornstein, que fue premiado por el gobierno hondureño con una vacaciones en Islas de la Bahía.
La paridad entre estadounidenses y ticos le permitió a Honduras postularse como tercera en la hexgonal final con 16 puntos, los mismo que Costa Rica, pero la H pasaba por diferencia de goles. El Tri centroamericano jugó el repechaje ante Uruguay.
Mientras sucedía todo eso, los seleccionados catrachos no se daban cuenta. Minutos después llegó la noticia. Llanto, alegría y risas fueron los elementos de esa inmortal noche para el pueblo hondureño que pasaba momentos difíciles a raíz de la crisis política que imperaba en ese entonces.
Y así Honduras se desató júbilo. Calles inundadas de personas. Banderas, trapos, cánticos y lloretas fueron el resultado del regreso a una Copa del Mundo luego de 10, 220 días sin estar entre los mejores de la tierra.
Parecía como si Honduras hubiese ganado el Mundial, pero es que la eufória de su afición era enorme. Ya en la justa, la H solamente logró un punto en tres partidos tras caer ante Chile y la campeona España (es ese momento) y la paridad ante Suiza.
Fue la noche del miércoles 14 de octubre de 2009 que Honduras encontró la llave de la puerta que le permitió entrar nuevamente a la élite de la selecciones del mundo tras casi tres décadas de intentos fallidos.
Técnicos nacionales y extranjeros y recambios generacionales fueron parte de esos proyectos, en los que todos terminaron en simples desiluciones para el fútbol hondureño por no conseguir el objetivo.
Pero tuvo que llegar alguien distinto. Desde su nombramiento en el cargo fue cuestionado por su poca experiencia, pero sus resultados paulatinos fueron respaldando su trabajo.
El colombiano Reinaldo Rueda, quien recibió la nacionalidad hondureña gracias a lo que hiz con la selección, llevó a Honduras a lo más alto, y Sudáfrica era la ruta para el elenco catracho que parecía no llegar. Lo hizo agónicamente.
Transcurría el minuto 63, la H elaboraba una jugada luego de un rechazo de la barrera ante un fallido tiro libre indirecto. Wilson Palacios le pasó el balón a Edgar Álvarez, este a David Suazo que habilitó a Carlos Pavón con un centro de derecha que terminó en la esquina superior izquierda de la portería tras un golpe de cabeza del máximo anotador de la Bicolor. Vea: Honduras con lo justo vence a Martinica y avanza a semifinales de la Liga de Naciones de Concacaf
La Cinco Estrellas selló su victoria por la mínima en el estadio Cuscatlán de San Salvador. Cumplió, pero la clasificación no dependía totalmente de su buen accionar en tierras salvadoreñas ante un abarrotado recinto deportivo. Era un ambiente hostil.
Tuvo que llegar la ayuda. Sucedió lo imposible. Esa noche el tiempo y los pronósticos fueron derrotados. En el tiempo de descuento Estados Unidos le empató a Costa Rica (2 a 2) gracias a un cabezazo de Jonathan Bornstein, que fue premiado por el gobierno hondureño con una vacaciones en Islas de la Bahía.
La paridad entre estadounidenses y ticos le permitió a Honduras postularse como tercera en la hexgonal final con 16 puntos, los mismo que Costa Rica, pero la H pasaba por diferencia de goles. El Tri centroamericano jugó el repechaje ante Uruguay.
Mientras sucedía todo eso, los seleccionados catrachos no se daban cuenta. Minutos después llegó la noticia. Llanto, alegría y risas fueron los elementos de esa inmortal noche para el pueblo hondureño que pasaba momentos difíciles a raíz de la crisis política que imperaba en ese entonces.
Y así Honduras se desató júbilo. Calles inundadas de personas. Banderas, trapos, cánticos y lloretas fueron el resultado del regreso a una Copa del Mundo luego de 10, 220 días sin estar entre los mejores de la tierra.
Parecía como si Honduras hubiese ganado el Mundial, pero es que la eufória de su afición era enorme. Ya en la justa, la H solamente logró un punto en tres partidos tras caer ante Chile y la campeona España (es ese momento) y la paridad ante Suiza.