La presión sobre el considerado por muchos el mejor jugador del mundo (y hasta de la historia) sigue en alza.
La Albiceleste, muy desangelada en la fase de grupos, se reconcilió en parte con la afición el viernes, con el 2-0 que el endosó a Venezuela en cuartos en el Maracaná de Rio de Janeiro.
Se impuso la tradición, la camiseta y el elenco. Hubo mejora en casi todo lo que se le reprochaba: funcionó bien en defensa -la pareja de centrales formada por Germán Pezzella y Nicolás Otamendi barró los rápidos contragolpes de la Vinotinto- y hubo más cohesión, más juego de equipo.
Pero faltó lo principal. Lionel Messi no brilló, sigue siendo una bestia adormecida. Aunque se metió más que en los partidos anteriores, el 'falso 9' no pudo jugar a sus anchas. Bajó entre líneas a recibir balones, pero no pudo marcarse esas diagonales que tanto daño le hacen a los rivales.
Sus defensores dicen que sus compañeros no le acompañan como en el Barça. Los hay que opinan que la excesiva 'Messidependencia' y la presión por ganar algún título en su carrera con Argentina le juegan en contra.
'Mi nivel no es el mejor, no estoy jugando como esperaba (...) No está siendo mi mejor Copa América', reconoció la 'pulga' tras el partido.
A sus 32 años recién cumplidos, durante el torneo, Messi, ganador de 10 Ligas de España, cuatro Champions League y seis Copas del Rey con el Barça (entre otros muchos títulos), llegó a Brasil en muy buen estado de forma, aunque tocado por las sonadas derrotas en la semifinal de la Liga de Campeones contra el Liverpool y en la final de la Copa del Rey con el Valencia.
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'Es el mejor de todos'
En Brasil, el astro argentino volvió a defraudar a muchos: el pichichi de la Liga española (con 36 goles) ha marcado solo un gol, de penalti, en los cuatro partidos de esta Copa América.
Preguntado por su escaso brillo también contra Venezuela, el DT Lionel Scaloni respondió: 'Para mí es un aporte esencial que esté en la cancha. Si vieras todo lo que aporta en el vestuario... Messi es Messi, es el mejor de todos'.
Tras cuatro Mundiales e igual cantidad de Copas América disputadas con Argentina, y habiendo perdido cuatro finales, para Messi poder levantar un trofeo de campeón con su selección se ha transformado en una obsesión. Pero el tiempo va pasando, y a la 'Pulga' se le van agotando las posibilidades.
El martes, en el Mineirao de Belo Horizonte (sudeste), tendrá una nueva oportunidad de mostrar su mejor versión.
'Llegamos muy bien para enfrentar a Brasil', advirtió. 'Es difícil decir un favorito entre Argentina y Brasil, y más en esta Copa América, donde cualquiera le puede ganar cualquiera'.