Caracterizados por meter la pierna con fortaleza y por ser unos auténticos perros de caza en la cintura del campo, esta noche Luis Garrido y Rodolph Austin serán los hombres designados para formar la contención y romper las ideas del enemigo en el Estadio Nacional de esta capital...
Cada quien con sus propias características, pero los dos tienen el denominador común de ser los llamados a robar el balón para comenzar la generación de juego de sus representaciones.
Uno hecho en casa, otro en el extranjero...
Mientras el juvenil Luis ha fundamentado una carrera en el Olimpia, más allá del aprendizaje fugaz que vivió en el Estrella Roja de Serbia, el caribeño ha formado su carrera en Noruega, pero principalmente en Inglaterra, en donde actualmente defiende la camisa del Leeds United de la Championship.
Dos hombres de hierro
Los 28 años del volante jamaicano, en comparación con los 22 del mediocampista catracho, habla de una mayor experiencia del caribeño, pero lo cierto es que el oriundo de Jutiquile, Olancho, ha venido ganando colmillo en el proceso de Luis Fernando Suárez, que lo ha visto como el sustituto natural de Hendry Thomas.
En cuanto a números en el hexagonal final, los dos andan muy parejos, como en su particular forma de juego: Garrido ha disputado 777 minutos en la eliminatoria, mientras que el jamaicano suma 765.
Solo faltaron a un juego
Los dos guardaespaldas han sido hombres de hierro de sus selecciones, tras disputar ocho de los nueve partidos que disputaron sus equipos.
Luis Garrido no estuvo en la sexta fecha frente a Estados Unidos, por acumulación de tarjetas amarillas, en tanto que Rodolph Austin no participó en la octava fecha frente a Costa Rica debido a que había sido expulsado en la fecha anterior ante Panamá.
Esos registros hablan claramente de que Garrido goza de toda la confianza de Luis Suárez y de que Austin era un inamovible titular en el esquema de Theodore Whitmore y que ha seguido por esa línea en el mandato reciente del DT alemán Winfried Schäfer.
Los mordelones de la médula del campo afinan sus garras para impedir que el rival se sienta cómodo y genere preocupaciones sobre sus respectivos marcos.