Tegucigalpa, Honduras
Pisoteado este domingo, el linaje olimpista se fastidió de la mediocridad y decidió hacer del martes un día de sagrada reflexión...
Más de media hora duró la charla en Los Ángeles, dominada por los capitanes y dirigida, especialmente, a los que tienen menos torneos en el club: “Los más grandes -Fabio, Johnny, Donis y Noel- son los que más ganas tienen de seguir levantando copas, son los que más empujan, y así se lo dejaron claro a los que vienen llegando”, cuenta Héctor Vargas, el jefe de la tribu...
Esa podría ser, por qué no, una de las explicaciones de la crisis olimpista. Tal como lo ha dicho Raulito Suazo Lagos, una de las glorias eternas del Rey de Copas, al jugador merengue le falta motivación.
“Justo lo hablábamos ayer y concluimos que los últimos fichajes -Arnold Peralta, Bayron Méndez, Edgard Flores, Javier Estupiñán- todavía no conocen bien la esencia el club y les falta esa ambición de decir ‘voy a salir campeón siempre’; algunos siguen viviendo de lo que se logró a mitad de año y creen que con eso ya están hechos”...
Después del entrenamiento, el León de Formosa analizó en Zona el presente del Más Popular, su presente en el banco y el presente de este proyecto.
Para comenzar, profesor Héctor Vargas, qué le parece si se pone del lado del periodismo un rato. ¿Qué titular le pondría a esta racha del Olimpia?
Sería difícil encontrar el mejor título. A lo hondureño sería algo así como que “Olimpia mató al tigre, pero le tuvo miedo al cuero”...
¿Por qué ese?
Porque de visita hemos jugado muy bien, pero de local hemos perdido con equipos que tenían años de no ganarnos acá; Motagua tenía cinco juegos sin derrotarnos, yo nunca había perdido contra España y ni qué hablar de Vida y Platense.
Bueno, justo a usted, que siempre recalca los números positivos que tiene, uno se imagina que le dolió que Vida y Platense cortaran sus rachas en la capital.
Pero me dolió por los puntos, nada más. Siempre llevo las estadísticas del rival y de sus jugadores para enfrentarlos y también las de mis futbolistas.
Por ejemplo, me sirvió muchísimo en Victoria saber que Víctor Ortiz siempre le hacía goles a Motagua o en Vida que Dicktmar Hernández siempre lo goleaba al Real España...
Volvamos a su presente. ¿Es el momento que más ha visto tambalear su puesto?
Es que no estoy pensando si me van a sacar o no. Me pasó algo gracioso después de la derrota contra Vida: como me puteaban todos desde la platea, pidiendo que me fuera, llega mi hijo de 10 años al vestuario y me dice: “No importa, papá... ahora vas a tener más tiempo con nosotros”... ja, ja, ja.
Llevo tanto tiempo en esto que si las cosas no caminan de ahora en más, es normal que se tome una decisión y solamente me tocaría agradecer...
Pero el domingo le volvieron a gritar que se fuera.
Sí... pero ya estoy grande como para hacerle caso a alguien que me grite que me vaya.
La otra vez sí enfrenté a un tipo que nos ha gritado a todos: a Juan Carlos, a Tosello, a mí. Un día me expulsaron contra Motagua, lo encaré en Silla, le dije que me gritara de frente y nunca más volvió a la cancha. Tampoco es de gratis la cosa.
¿Percibe que ha perdido crédito entre los olimpistas?
Es que el crédito estoy seguro que lo tendré mucho más cuando me vaya de Olimpia.
Lo demuestra Ramón Maradiaga, que agarra a El Salvador en su peor momento a nivel de resultados, pero le reconocen lo que hizo en Motagua y en la selección de Guatemala hace muchos años. Acá te dan mucho más méritos cuando te vas.
¿Será, entonces, que solo el presidente y usted entienden este proyecto de renovación?
Te digo algo, el proyecto en sí, camina. Pero el hincha es impaciente y quiere todo ya, porque se acostumbró a ganar; pero, por eso, debo ser uno de los técnicos que don Rafael Ferrari más ha respaldado.
¿Y dará, como dijo usted, para estar en una final de Concachampions?
Los proyectos funcionan así: tener una buena base y acertar en los refuerzos. Le pasó al Platense campeón de Alberto Romero, que tenía al Pescado Bonilla, Abel, Edgard, Rony, Beata, Maco, etcétera... y acertó con sus fichajes: Verón, Pacini, Torres y James.
Acá, en dos años más y acertando con dos buenos refuerzos, se puede llegar a la final.
Por ahora hemos ido a pelear a la Champions con un cuchillo de palo, pero en dos se tendría que ir con un misil.
EL ONCE JUVENIL DE VARGAS
¿Y hay más jóvenes atrás?
Muchos. Por ahora estamos llevando de a poco a chicos como Alejandro Reyes, Carlos Pineda y José Luis Pinto, un muchachito que promete mucho. Al margen de Ariel Flores (ya debutó en Primera), quien salió por indisciplina.
¿Qué le pasó?
En plena pretemporada se fue a su casa porque tenía problemas económicos; pero luego, tras dos semanas de ausencia, no le dijo nada al cuerpo técnico.
A propósito de todo, Mauricio Kawas (analista de Todo Deportes) dice que los viajes no deben ser una excusa, que pasa más por una mala pretemporada. ¿Qué piensa?
Pero Mauricio no es entrenador ni preparador físico, no es una voz autorizada para decir eso. Hay que haber vivido nueve horas reales de avión, migraciones, espera en hoteles y 90 minutos intensos; aparte, hemos jugado 43 partidos en el año y ahora lo estamos resistiendo. No es excusa, es mala suerte que nos tocó estos viajes muy larguísimos.
Ahora, un tema que retumba en redes sociales. ¿A Javier Estupiñán, cruelmente resistido por el hincha, lo pone porque le convence o porque no hay más?
Es que su estructura física nos da para juegos como ante Juticalpa, por ejemplo. Un tipo como Sergio Mendoza lo respeta y Javier es el único en este plantel que puede luchar contra esos centrales experimentados. Igual, hay partidos en los que se desnuda y al fallar el penal contra Platense se vio mucho más evidenciado.
¿Por qué le han hecho tantos goles a la misma defensa que salió campeón en junio?
Por desconcentraciones groseras: el 3-2 de Vida que se le va a Noel Valladares; el gol de saque lateral de Seattle, algo que nunca te pueden hacer.
Luego, el penal de Edgard Flores Crisanto contra Real España, con Johnny Palacios teniendo dominado el espacio aéreo. Los dos primeros goles de Honduras de El Progreso salen de un saque de arco. Y si te fijás, la mayoría han sido anotaciones en los últimos minutos de cada tiempo.
¿Qué no repetiría de esta primera vuelta?
No iría a jugar el amistoso ante Motagua en Nueva Orleáns, porque nos sacó del juego ante Honduras, como que nos quedamos jugando ese clásico.
Aparte, corrimos la fecha ante Marathón, que en esa fecha no tenía nada y era ganar esos tres puntos. Esa fue la peor decisión y yo la aprobé.
¿En qué partido se sintió superado totalmente?
En el segundo tiempo contra Honduras de El Progreso. Nos desconcentramos después del empate de Estupiñán, no mostramos nada y ellos aprovecharon las que tuvieron. Incluso pudimos recibir más goles.
¿Es complicado manejar el ego del camerino campeón?
El ego de los más grandes es el más fácil de manejar, porque ellos mismos se someten al régimen del equipo y son los que menos problemas me dan; después tenés a algunos como Kevin álvarez, que se pinta el pelo, Arnold Peralta, que es medio anárquico por naturaleza, igual que Romell Quioto. A estos dos hay que saber entrarles, ¡eh!
Hablando de Concachampions, cuéntenos qué sintió con esa voltereta de Seattle Sounders en el descuento.
Nunca me había pasado. Nunca. Me sentí impotente. Por el árbitro, que era de una isla sin fútbol profesional, siempre tuve la duda de cómo iba a terminar, pero no creí que tuviéramos la inocencia de perderlo en cinco minutos: un gol de un saque de banda y la desafortunada jugada de Peralta.
¿Va a ver el juego entre Seattle Sounders y Vancouver (solo un empate devuelve a Olimpia a la pelea) o solo verá el resultado final?
No, por supuesto que lo veré. Vamos a ver si Armando Castro (árbitro del juego) le ayuda algo a Olimpia... ja, ja, ja.
¿Qué mensaje le daría al hincha?
Que viva un poquito del recuerdo, no del de Wilmer Velásquez o Alex Pineda, que recuerde el torneo pasado cuando salimos campeones de todo; no puede ser que por tres juegos malos le griten “ole, ole” a los jugadores que han ganado tantas copas acá...