Aunque en algún momento de su niñez quiso sentir el sabor de mecer las redes enemigas, la redonda le reservó su cupo bajo los tres tubos y ahí fue desarrollando el gusto por “una posición ingrata” que no era bien vista por don Sergio, su primer crítico.
'Mi padre fue centrodelantero a nivel semiprofesional en Argentina y no le gustaba mucho cuando yo daba mis primeros pasos en el marco, pero lo tuvo que aceptar con el correr del tiempo y hoy está más que feliz”.
Y cómo estarlo si en su torneo de estreno en Honduras, su hijo Jonathan Rougier ya está saboreando su primera copa con Motagua.
“Son tres goles de ventaja, pero no me miro con la copa todavía”. Mientras palpita la final de mañana “sin mirarse con el trofeo de monarca”, a pesar del 4-1 de la ida ante Honduras EP, el cancerbero del virtual campeón del Clausura abre el diario de su vida para que la fanaticada conozca más sobre quién es el portero titular del Ciclón...
Jonathan Rougier, ¿cómo andás? Hablanos un poco de ese raro gusto por la portería.
Comencé en el arco porque mis amigos me decían que era medio loco, me tiraba como una persona grande; tenía entre cuatro a seis años y ya había empezado con esta locura de ser portero.
Después, tuve deseos de jugar de nueve y de puntero izquierdo, lo intenté en esos puestos, pero claro que en una etapa muy amateur.
Dicen que los debuts quedan tatuados, ¿cómo fue el tuyo, Jonathan?
Me fue muy bien, entré de cambio en el segundo tiempo porque el titular se lesionó y de ahí agarré la continuidad. Mi debut amateur fue a los 15 años, jugaba en el club de mi pueblo (Villa Elisa, Entre Ríos) y jugaba con gente de 30 años para arriba.
Me imagino que desde ahí ya tenías un espejo en quien verte...
Desde chico siempre admiré y me ha gustado mucho como portero Germán el Mono Burgos, el ayudante de Simeone (DT del Atlético de Madrid). Me llamaba la atención su forma de jugar porque no era de atajadas y movimientos vistosos como otros... el Mono era más efectivo que vistoso.
¿Y estás consciente que elegiste un puesto ingrato?
Sí. Es ingrato porque la responsabilidad es mucha y las condecoraciones o reconocimientos son pocos.
Pero eso es fuera del ambiente grupal, porque dentro del equipo los jugadores y cuerpo técnico siempre me lo han reconocido. Los errores del arquero no es que sean más notorios, sino que son como más determinantes.
¿Qué es lo más bonito y lo más feo de ser portero?
Lo más bonito es compartir estas locuras con todo el grupo y más que nada con los porteros, que estamos casi todo el tiempo juntos y se crea un vínculo muy lindo porque compartimos esa locura que los otros no la entienden; lo más feo es el sufrimiento de la familia, que no sufre porque nos golean, sino porque el puesto es muy cuestionado y muy ingrato. Ellos la pasan peor que uno.
Y aparte del gusto por la portería y el fútbol, ¿tenés otras pasiones?
Me gusta mucho el básquetbol, así como todos los deportes, veo mucho tenis, por ejemplo. Pero principalmente me gusta pasar tiempo con mi familia, amigas y amigos.
Pero supongo que andás bien en la cocina...
Me gusta cocinar, pero últimamente estoy medio haragán, ja, ja, ja. Me gusta asar, aunque no lo hago desde que vine a Honduras. Con el asado ando bien, mi señora me dice que aso bien y que me lo diga ella me pone contento.
¿Y el mate? Eso no puede faltar, me imagino.
No, eso no puede faltar. El mate para un argentino es el despertar... es amistad, charlas nuevas, compartir de todo porque con el mate uno comparte no solamente la infusión (preparación de la bebida) sino que también anécdotas, cuentos, historias y presente. El mate es sinónimo de amistad en mi país.
Por ahí dicen que ya contagiaste con el mate a algunos compañeros de Motagua, ¿es cierto?
Hay varios... Juan Pablo Montes es uno de los que toma mucho mate, así como Marco Tulio Vega. A Reinieri Mayorquín, Héctor Castellanos y Wilmer Crisanto también les gusta; incluso con Vega, Wilmer y Montes nos juntamos a tomar mate en una habitación en las concentraciones; ellos son abonados a los mates, ja, ja, ja.
¿Y cuando te vayas cómo van a hacer?
Marco Tulio y Castellanos me encargaron un juego de mate cuando vino mi señora de Argentina y tienen los implementos para tomar en sus casas. Ya saben bien cómo se prepara y cómo se toma.
Pero por los momentos no te vas, sino que estás a punto de ganar un título en tu primer torneo...
Gracias a Dios. Es algo muy difícil de hacer, pero he caído en un gran grupo con mucha ambición y hambre de ganar cosas y estamos encaminados por un buen destino.
¿En estas horas previas has hablado con don Sergio de la final?
Siempre hablo de fútbol con mi familia, pero raramente esta semana lo que hemos hablado con mi viejo no ha sido de fútbol; seguramente es para que no me vuelva loco sino que esté tranquilo.
Decía Iker Casillas que el papá solo le miraba los errores, ¿te pasa lo mismo?
Sí, conversamos después de los partidos y solamente me habla de los errores que cometo y de lo que tengo que corregir. No me dice: “Qué bien que estuviste acá” o algo así, ja, ja. ja.
él es el claro ejemplo de que este es un puesto ingrato, porque él me recuerda siempre los fallos y hasta quiere explicarme cómo corregirlos, ja, ja, ja. Es una de las personas que más extraño en Honduras porque tenemos una gran relación.
¿En qué escenario te mirás mañana?
Espero y sueño con un triunfo. Deseo que las cosas nos salgan bien para poder triunfar y coronar esa ilusión que se viene trabajando desde enero. Sería un premio muy importante para el esfuerzo de todos.