Chocaron dos cables pelados en la capital y, luego de 102 minutos de buen fútbol, goles, dos porteros ensangrentados y un final a puro drama, Motagua y Juticalpa se llevaron las palmas y dejaron tablas el marcador: 2-2
Ha sido la primera gran prueba que aprobó el benjamín en la capital, ciudad que le espera dentro de poco para visitar al campeón Olimpia.
Verde, Verde...
Bien formada la tropa verdiblanca, la paciencia sería la gran energía que desactivaría al buen equipo de Diego Vazquez; y también Carlos Ovidio Lanza, el hijo predilecto de Talanga que ha jugado anoche con el luto de la muerte de su abuela en el corazón.
Lanza, de buen pie y magnífica inteligencia emocional, se movía por un espacio imaginario hacia donde no podían llegar los defensas azules. Primero, al minuto 14, se propuso saludar de cuerpo presente a Sebas Portigliatti y, tras recibir de Douglas Caetano (le rompió la cocina a Juan Pablo Montes), cruzó con la perfección que ha ganado en los potreros del Ascenso.
Enseguida se vino un partido raro. Motagua, que tenía el control remoto de la número cinco, empezaba un partido aparte contra Yul Arzú, uno de los líderes de este Canechero que a la capital vino con ocho caras reconocidas de Primera División. Ya le había tapado un derechazo a Eddie Hernández y al 22 repitió lanzada para dañar el grito de gol de Omar Elvir. Erick Andino también esperó su turno, pero Arzú estaba agigantado... hasta ver desde una posición de privilegio cómo hacia el 38 iniciaba una estampida de piernas verdes rumbo al arco capitalino.
Era ya el minuto 38 y la triangulación entre Marlon Peña y Ovidio Lanza encontró al exdefensa del Real España en un inesperado mano a mano contra el meta argentino de Motagua. Vestido de cazagoles, a Peña no le temblaron las piernas y encaró el desafío con aplomo: remató dos veces y, gracias a una ayuda del destino, pudo hinchar los mecates azules. Confundido y todo, Motagua pudo encontrar el descuento antes de que Gerson Almendarez pitara por última vez en la parte A. En la era de los defensas goleadores, Juan Pablo Montes dijo que Motagua era verbo y no sustantivo, se fue al salón de la fama, abrió la puerta, encontró un triple rebote y explotó la cabaña de Arzú, finalmente batido...
Azul, Azul...
Se anotaban pocas novedades en el juego. La más importante, la falla a puerta vacía de Esdras Padilla al 53. El pueblo olanchano se llevó las manos a la cabeza, porque sabía que era el gol del gane...
Inmediatamente después, Motagua comenzó a inclinar la cancha y persuadir a los dioses del Olimpo para que bajaran a batir a Yul Arzú, por entonces con más sangre fría que cualquier anfibio, sobre todo cuando José García coleccionaba cartones amarillos y se iba más temprano que nadie a las duchas (minuto 71); eléctrico, el partido era de ida y vuelta, por más que no se tiraba a puerta y a Eddie Hernández no le quedaba una clara.
Juan José Ocampo renovó las fuerzas canecheras, mientras el ajedrez de la Barbie Vazquez se revolucionó con la llegada de Henry Bernárdez. Y la primera vez que Javier Portillo perdía un duelo por la banda, Eddie Hernández provocaba una clara falta dentro del área del Pulgarcito; el grito definitivo llegaba desde la garganta de Erick Andino, implacable cobrador de penales, autor material de un empate merecido.
Sebas Portigliatti se iba al Centro Médico y a Yul Arzú le hacían cinco puntos. Fue un empate justo, señores...
ALINEACIONES:
MOTAGUA: Sebastián Portigliatti, Juan Pablo Montes, Júnior Izaguirre, Reinieri Mayorquín, Erick Andino, Irvin Reyna, César Oseguera, Santiago Vergara, Omar Elvir, Felix Crisanto y Eddie Hernández
JUTICALPA: Yul Arzú, Marlon Peña, Douglas Caetano, Ovidio Lanza, Blas Hernández, Orvin Paz, José García, Esdras Padilla, Sergio Mendoza, Javier Portillo y Jorge Luis Ramos