Tegucigalpa, Honduras
Picado por el atrevimiento inicial del Rojo, el plan B de Héctor Vargas se ha enfundado en Javier Estupiñán y en el poder de sus recambios para motivar su cita de Concachampions con un contundente 3-1 sobre Vida.
Con la mente puesta en Pachuca, el Blanco necesitó para calentar motores para deshacerse de ese ceibeño que se llenó de atrevimiento en las primeras de cambio.
Cifradas las esperanzas en la batalla del miércoles, Héctor Vargas (en Silla por los incidentes ante Real España) decidió dar descanso a sus habitual plan B y echar mano de un escuadrón alternativo. En piezas como Misael Ruiz, Elvin Casildo, John Sánchez, Oliver Morazán, Bayron Méndez y Marcelo Canales, el formoseño depositó su confianza para librar una batalla que empezó cuesta arriba.
Mala suerte y reacción...
El Cocotero, quizá motivado por la falta de los hombres de hierro en el Albo, se atrevió a tocarle la barba al León en el propio Nacional. Marlon Machuca Ramírez sacó el barrio ante un frágil Misael -le hizo la jugada del tonto- para sacar un trallazo que encontró el rechazo de Donis Escober y el posterior impacto en Bryan Johnson que terminaba en el 1-0.
Temprano, a los 15, el equipo de Elvin López irrespetaba a un León -dormido a este momento- que despertaba hasta pasada la media hora de partido. Javier Estupiñán, que había insinuado a los nueve, le sacó dos cabezas a la zaga y pescó el tiro de esquina de Bayron Méndez para devolver la calma: 1-1, al 37.
Quioto no cree en pasados...
El escuadrón de Vargas había recuperado su espíritu de líder y lo ratificaría en el segundo acto, especialmente con los ingresos de Michaell Chirinos y Romell Quioto. Y precisamente el Romántico del Gol se encargó de aparecer en las alturas para acuchillar a su exequipo y devolver la calma al mundo albo con el 2-1, con 28 minutos de fútbol por delante.
Con el confort de su lado, el León se daba hasta el lujo de no hacer tanto melodrama por clamoroso error de la asistente Shirley Perelló al no ver una pelota de Quioto que pegó en el horizontal y picó claramante adentro. Pero, eso no repercutía. Salvo un par de intentos de Kevin Maradiaga (primero remató elevado y luego Donis Escober le quitó un tiro libre), los Blancos no sufrían sobresaltos y dejó el final para que Estupiñán le pusiera la cereza al pastel con el 31, al 75.
El colombiano le ganó a Michaell Osorio, recortó a Sony el Chepito Fernández y vacunó abajo para evitar el estrés. Estupigol sonreía con su doblete y se iba con el pesar de que el tubo le negaba el triplete. Así, el León se motivó y afinó para jugarse la vida ante los Tuzos