Deportes

¿Por qué Messi ya no seguirá en el Barcelona?

Messi ya no sigue en el club; no porque no quiera, o porque la institución azulgrana haya emprendido otro proyecto deportivo, simplemente no se puede: LaLiga de España no lo permite por los problemas financieros del Barcelona

05.08.2021

BARCELONA, ESPAÑA.- Barcelona se hizo de su megaestrella Messi por medio de un contrato exprés firmado en una servilleta cuando era niño y, 20 años después, se despide de él tras no lograr plasmar la firma del argentino para mantenerlo en sus filas, en lo que hubiera significado el ciclo perfecto de una carrera.

Messi ya no sigue en el club; no porque no quiera, o porque la institución azulgrana haya emprendido otro proyecto deportivo, simplemente no se puede: LaLiga de España no lo permite porque el Barcelona no fue disciplinado con sus gastos y porque, también, fue desafortunado con sus decisiones.

Desde antes de la pandemia por el covid-19, LaLiga española ya venía aplicando estrictas normativas económicas con los clubes, la más fuerte es que el gasto no puede sobrepasar los ingresos.

Específicamente, el gasto de cada equipo no puede ser mayor al 70 por ciento de los ingresos y en una institución como Barcelona, con el exorbitante salario de Lionel Messi, ya representaba un problema difícil de solventar.

Aunque esa solo fue una piedra más en el camino pedregoso de los Azulgranas para retener a Messi.

Desaciertos y gastos imprudentes

El Barcelona fue el primer club en superar la barrera de los mil millones de dólares en ingresos en 2019, pero dicha medalla estuvo empañada por una gestión caracterizada por contratos imprudentes, fichajes poco rentables, acuerdos precipitados y desorden económico.

Con todo y ello, los Azulgranas vivían a un límite financiero que les permitía mantenerse en la liga y ganar el campeonato local de 2018-2019 y la Copa del Rey 2018-2019.

Esos mil millones que habían proyectado para mantener en los siguientes años, y que permitían mantener una plantilla cara y obesa, se desvanecieron cuando un nuevo virus empezó a circular en China a finales de 2019.

La pandemia terminó por golpear las arcas de los clubes, al Barcelona más que a otros, todavía tenía ingresos, pero necesitaba más; lo dejaba de cara a renegociar el salario de sus estrellas si las quería mantener en su cancha o dejarlas partir para cumplir con el equilibrio financiero.

La operación matemática era sencilla, pero todo complejo en el mundo del fútbol élite: Barcelona debía deshacerse de varios jugadores -como el delantero Antoine Griezmann y el portero Marc André ter Stegen- y presionar a la plantilla para bajarse el salario -incluyendo al mismo Messi-, para lograr el punto de sostén.

También, en el mercado de piernas, significaba decir adiós a varios talentos con futuro. Llámese Pedri o Frenkie de Jong.

La Liga, en lugar de flexibilizar sus normativas, consideró que era momento de mantenerse firmes con esas medidas. Ni por el mismo Messi harían alguna excepción ni acuerdos especiales.

'Si no sale ningún jugador, es imposible. No sé si Messi empezará la Liga con el Barza', había augurado hace unas semanas Javier Tebas, presidente de LaLiga.

Para Tebas no se trataba del idilio entre Messi o Barcelona, sino de finanzas básicas, de esas que se practican hasta en casa: 'No es normal que los clubes gasten hasta el último euro del límite salarial'.

En resumen, según informes de medios españoles, el club debía reducir 250 millones de dólares en gastos, gran parte inyectado por el salario de Messi.

No lo renovaron, otro error

Retener a Messi era el principal objetivo del nuevo -y viejo al mismo tiempo- presidente del Barcelona, Joan Laporta, en ese cargo desde marzo de 2021 y que lo ocupó previamente entre 2003 y 2010.

Lo primero era adelgazar el sueldo de Messi, cuya paga rondaba los 1.4 millones de dólares a la semana (3,360 veces el salario mínimo mensual de Honduras). Además, algunos bonos: 139 millones como bono por firmar el contrato y 93 millones como premio de 'fidelidad', según reveló diario El Mundo de España.

Manejado como una negociación bajo ultrareserva, el humo blanco llegó entre ambas partes después de varios días de pláticas. El deseo de Messi de seguir en el club de su vida lo llevó a bajarse el salario.

Los medios españoles especularon que el argentino se había recortado su salario en un 50%. Cifras van y vienen. Lo más difícil se había logrado, pero no arreglar lo más fácil tuvo el mismo precio.

El Barcelona todavía tenía una plantilla pesada de jugadores y no había logrado vender a ninguna de las figuras claves para oxigenar las arcas.

En el camino, el club también dejó activada otra bomba con tiempo que terminó de explotar el acuerdo: dejó vencer el contrato de Messi en junio pasado, es decir, lo que estaba en negociación no era una renovación, sino un nuevo acuerdo.

Para LaLiga, Leo era un agente libre, un nuevo fichaje.

Aquí es cuando hablamos de la bomba: el reglamento de LaLiga también ordena que un equipo no puede gastar en nuevos contratos más de una cuarta parte del dinero que recibe por la venta de jugadores.

Si el nuevo contrato de Messi caía a 100 millones de dólares, por ejemplo, el Barcelona debía obtener unos 400 millones de dólares de ingresos por transferir jugadores, sin importar que Laporta recortara a niveles mínimos la plantilla.

Y con la llegada del Kun Agüero y Memphis Depay, la operación quedaba más cuesta arriba.

'A pesar de haberse llegado a un acuerdo entre el FC Barcelona y Leo Messi y con la clara intención de ambas partes de firmar un nuevo contrato en el día de hoy, no se podrá formalizar', anunció este jueves la institución, en un comunicado que deja al barcelonismo sin su santo patrono.

La culpa, según el club, son las reglas: a causa de 'obstáculos económicos y estructurales (normativa de LaLiga española)'. El Barcelona creyó que estaba firmando otro contrato en una servilleta.

Tags: