Tegucigalpa, Honduras
Jorge Luis Pinto siempre ha sido un entrenador temperamental que ha dado mucho de qué hablar con sus declaraciones y sus actitudes.
Desde que llegó al país el estratega de 62 años estuvo envuelto en esa tela de la controversia y de un momento a otro rompió la armonía de todo comienzo y empezaron a aflorar las interioridades del vestuario nacional...
Todo comenzó en...
La primera polémica fue en 2015. Hernán Medford (entrenador de la H en la Copa Uncaf de septiembre de 2014) atacó a Jorge Luis Pinto por su enorme salario al frente de Honduras.
Y Pinto no se quedó callado: “Hace mucho tiempo dejé la discusión barata y cocinera de chismes... yo ya quemé esa etapa, estoy en otro nivel”, le dijo a Medford, quien igual fracasó con la H.
En 2016 ocurrieron dos hechos lamentables en el proceso de Honduras. El primero fue el 13 de julio de 2016, cuando el delantero de la Selección Sub 23 Anthony el Choco Lozano abandonó inesperadamente la concentración de San Pedro Sula. El “9” no entrenó en la mañana y fue hasta el día siguiente que volvió sin dar explicaciones. El actual delantero del Barcelona B se quejó del exagerado esfuerzo físico en cada entrenamiento de JL Pinto. Y no sería el único.
El 26 de julio la FIFA suspendió al entrenador por cuatro partidos después de su expulsión en el juego eliminatorio ante El Salvador. El colombiano se peleó feo con Ramón Maradiaga y ya no pudo dirigir durante el resto del cuadrangular.
Luego, uno de los pleitos épicos de Pinto fue la discusión que tuvo con el periodista Santos Orlando Ponce de TVC, quien le preguntó al DT si era verdad que él le quitaba los celulares a los jugadores y entraba en la madrugada a vigilar las habitaciones de los futbolistas. “Eso es vergonzoso, en un programa como este (Mesa Redonda) no se debería hacer ese tipo de preguntas... yo no soy un nazi. Ahora usted dígame quién le contó eso, es un mentiroso el que le dio esa información”, reaccionó un Jorge Luis Pinto realmente rojo de la cólera.
Lo más común en las convocatorias de Pinto era que los legionarios no acudían.
El colmo fue cuando el extremo del Inter Rigo Rivas no quiso presentarse a la concentración rumbo a la Copa Oro 2017 y se fue a vacacionar a Roatán. Y los casos siguieron una y otra vez.
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