TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Entre el trabajo, los estudios de maestría y su papel tanto de madre como de esposa, Vanessa logra abrirse hueco en su apretada agenda para subirse a la bicicleta y ser una de las mejores ciclistas del país en la actualidad.
Su competitividad la ha dejado de manifiesto en la Vuelta Ciclística El Heraldo con dos títulos al hilo, pero este año dio el paso a lo máximo para buscar dar el golpe en la élite.
“En mi primera vez en la Vuelta lo hice como escolta de una amiga y al siguiente año empecé. He tenido tres participaciones y en las últimas dos ediciones presenciales (2018 y 2019) fui campeona en Máster femenino”, confiesa Vannesa Mejía, una ciclista de 39 años de edad.
Impulsada por amigos, ella se metió al mundo del ciclismo hace cuatro años y desde este 2022 es seleccionada nacional.
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Entre las top de Honduras
“Este año voy en una categoría más complicada a la competencia, ya que estoy de cara a los campeonatos centroamericanos de montaña. Tengo un año de estar participando en élite y en esta undécima Vuelta voy a estar allí para motivar a las mujeres y decirles que sí se puede”, revela.
Vanessa competirá en un pelotón en donde se espera que estén catrachas como Linda Pereira, Karen Amaya, Elisa Franco y Nancy Pérez, así como las extranjeras Florinda de León de Guatemala y Milagro Mena de Costa Rica.
“Gracias a Dios ando en ese top de las mujeres ciclistas del país”, cuenta antes de palpitar la batalla del domingo 20 de noviembre: “La idea es ir a trabajar en grupo. Realmente la categoría élite necesita entrenamiento y uno ya siendo madre, esposa, con trabajo y que sigo preparándome académicamente, sí es un poquito cansado. Toca entrenar un poquito más para estar óptima y tener resultados”.
Sí, a pesar de todas esas ocupaciones, la pedalera logra entrenar seis días a la semana para disfrutar del deporte que le apasiona.
Licenciaturas y maestrías
“Es súper cansado, mi rutina empieza bastante temprano porque hago el primer entrenamiento en rodo en la mañana, luego atiendo la casa, desayuno y me encargo de temas de trabajo. Yo soy coaching gerencial y en la tarde adapto mi tiempo para dedicarlo a ello. Me hago un espacio para hacer trabajo de fortalecimiento en el gimnasio y en la noche hago técnica de montaña. Así es mi día”, expresa una mujer que no conoce de excusas...
Su hoja de vida lo dice todo: licenciada tanto en Artes Culinarias como en Administración de Empresas, máster en Alimentación Saludable y pasante de la maestría Dirección de Recursos Humanos. Claro, detrás de todo esto hay un bastión muy importante llamado familia.
“Mi hija Samantha (20 años) es mi mano derecha y mi hijo pequeño (Ángel Alfredo, de 12) también camina apoyando a su mami, aunque a veces los chiquitos se aburren. Ellos y mi esposo Conrado son mi motivación. Sin el apoyo de ellos, yo no pudiera lograr mis objetivos”, dice al dar los créditos a sus seres queridos.
Digna de un aplauso, Vanessa se reporta lista para “volar” sobre la pista del anillo periférico...