El socialismo aún no ha podido penetrar como gobierno. Para expertos en política, esa ideología representa un peligro, aunque para otros es la ruta de salida de la crisis en la que se encuentra la nación.
La izquierda ha estado diseminada en el territorio nacional por varias décadas: a finales del pasado siglo se aglutinaron en movimientos políticos como la Unificación Democrática ( UD) y el Partido Innovación y Unidad Social ( Pinu) y, ahora, en Libertad y Refundación ( Libre).
El país nuevamente está a las puertas de tomar un nuevo rumbo: las elecciones generales del próximo 28 de noviembre definirá si la nación continuará con la brecha capitalista o si por primera vez en su historia elegirá al socialismo.
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El norte, el fuerte
Un análisis de la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus a los dos procesos electorales generales más recientes (2013 y 2017) indica que el voto duro del socialismo está en la zona norte del país, específicamente en el departamento de Cortés.Por ejemplo, en San Pedro Sula, la Alianza de Oposición (conformada por los izquierdistas Libre y Pinu, con el centrista Salvador Nasralla) en 2017 casi triplicó la cantidad de votos (122,000) que logró el derechista Partido Nacional (49,000).
En Choloma la historia fue la misma: lograron una ventaja de 18,000 marcas de diferencia.
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En los sectores del norte que la derecha logró ganar (o mejor dicho el Partido Nacional) las diferencias fueron muy mínimas, dejando evidenciado que la costa norte se inclina por el socialismo.
Tal es el caso de Pimienta, en donde el Partido Nacional alcanzó la victoria con más de 3,000 votos, pero el margen de distancia con Libre fue mínimo: 192 sufragios fue la diferencia.
Para el analista político Raúl Pineda Alvarado, que el socialismo tenga fuerza en la zona norte es debido “al legado histórico del movimiento social representado en los grandes sindicatos y organizaciones campesinas”.
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Dos intentos fallidos
En términos generales, en la primera participación de Libre en 2013, con Xiomara Castro como lideresa, el intento falló al acumular casi 900,000 votos, 244,000 menos que el ganador en ese entonces, Juan Orlando Hernández, que obtuvo 1.1 millones.En su segunda participación, pero con Salvador Nasralla como candidato, la Alianza de Oposición (con Libre como principal fuerza) estuvo mucho más cerca del poder: apenas 50,000 fue la diferencia entre la coalición y Hernández, quien por primera vez logró un segundo mandato en Honduras.
Ahora, en una tercera ocasión y por segunda vez como alianza de oposición, más un cambio de fórmula que pone a Castro como aspirante presidencial, intentarán tomar las riendas por primera vez de un país que históricamente se ha resistido a un gobierno de izquierda.
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La derecha está perdiendo
La izquierda, que no ha logrado consolidarse en lo más alto, comenzó a tomar protagonismo en el territorio hondureño desde 2012 cuando se edificó Libre, con su candidata Xiomara Castro, esposa del exmandatario Manuel Zelaya Rosales (2006-2009).La izquierda ya tuvo un conato de gobernar en Honduras. Zelaya fue presidente al ganar en 2005 con el Partido Liberal, pero en el camino de su gestión fue bautizado como socialista por el difunto expresidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Zelaya terminó su gobierno -interrumpido por un golpe de Estado- alineado a la izquierda, pese a que no ganó como tal.
En Honduras las doctrinas radicales son apoyadas por personas hastiadas del capitalismo. Su fuerza no ha sido por mérito propio, sino por la decadencia que ha opacado a la derecha a través de los distintos gobiernos, según los expertos consultados por EL HERALDO Plus.
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El analista Pineda Alvarado es claro en el panorama: la izquierda no ha tomado fuerza, simplemente el trabajo de la derecha en el país ha perdido por su mal actuar.
“Tenemos una población conservadora y la izquierda que tenemos ha sido poco intelectual, acomodada y no es sólida ni consistente”, argumentó sobre el porqué Libre aún no ha llegado al poder.
Que Libre sea segunda fuerza tampoco es sinónimo de crecimiento. “La derecha ha entrado en un proceso de corrupción y decadencia que hacen que aparentemente la masa crítica de los sectores de la izquierda piensen que han crecido. La izquierda no está ganando, la derecha está perdiendo”, añadió.
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Al error de los demás
Por su parte, el sociólogo Pablo Carías coincide en que la misma derecha se encarga de hacer protagonista a la izquierda.“Si tuviéramos una derecha responsable, con una propuesta de gobierno, con una propuesta de Estado seria, las posibilidades de Libre serían limitadas. Es decir, quien le está abriendo paso a Libre es justamente la torpeza y la estupidez de la derecha”, señaló.
“Muchas veces los éxitos de los sectores de izquierda no dependen de su discurso, dependen del accionar o de la estupidez de la derecha o de una derecha corrupta o deformada como la que tenemos”, increpó.
En el contexto centroamericano, Nicaragua, Costa Rica y El Salvador son algunas de las naciones que dieron el paso a la ideología de izquierda. Aunque las expectativas en esos países han quedado a deber y la corrupción de los gobiernos es el protagonista principal, según expertos.
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