TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Definido como un conductor y un maquinista de la verbalidad por su gran amigo y colega Livio Ramírez, es preciso recordar al más grande poeta hondureño que hoy, entre infinitos pesares y tras una larga batalla, despide su legado.
José Luis Quesada fue parte de aquella maravillosa generación del 70 que logró situar a Honduras en el marco de la poesía contemporánea del mundo. Sus obras fueron comparadas, entre literatos y conocedores del campo, con las de autores como Pablo Neruda y Yorgos Seferis.
Y aunque incursionó también en otras áreas artísticas como el dibujo, la pintura y la crónica narrativa, todas lo regresaban de alguna forma a la poesía, dejando ver que la genialidad de su mente ya había encontrado en ella su casa, su hogar.
Pepe Quesada, como se le llamaba comúnmente, fue además merecedor de importantes distinciones como haber sido finalista del premio centroamericano Juan Ramón Molina por su escrito 'Sombra del blanco día', mientras que la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) le otorgó el José Trinidad Reyes en reconocimiento a su trayectoria.
Gran parte de su producción poética ha sido reproducida en el libro colectivo 'La voz convocada' (1967) y varias antologías literarias. En el tratamiento de sus temas Quesada revelaba una sabia utilización de los recursos formales, desde la exploración en lo cotidiano a las referencias culturales, desde la indagación existencialista a las respuestas humanas en el devenir histórico.
Entre sus poemarios destacan 'Porque no es espero nunca más volver' (1974), 'Cuaderno de testimonios' (1981), 'La vida como una guerra' (1982), 'Sombra del blanco día' (1987) y 'La memoria posible' (1990). Como cuentista publicó 'El falso duende' (1994).
Honduras despide a su poeta Pepe Quesada
El destacado escritor hondureño, miembro de la generación del 70, falleció esta mañana en Tegucigalpa
23.09.2019
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