LONDRES, INGLATERRA.-El día de la muerte de la reina Isabel II quedó marcado en la memoria de la familia real como día negro, no solo por su fallecimiento sino por las peleas que se dieron ese día entre los miembros de la familia, pero sobre todo entre Carlos y el príncipe Harry.
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Cabe recordar que Harry había contado que su padre le había prohibido a su hijo que llevara a su esposa, Meghan Markle, al Castillo de Balmoral donde estaba reunida toda la familia para despedir a la monarca.
Según comentó Harry, su padre le ordenó no llevarla, citando razones “sin sentido e irrespetuosas”.
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Molesto por el desaire, Harry le reclamó a su padre: “¡Nunca hables de mi esposa de esa manera!”.
Ante el reclamo de su hijo, Carlos III no tuvo otra opción que pedirle una disculpa a su hijo menor, con quien no tiene una buena relación.
“Carlos le dijo a Harry que no era correcto ni apropiado que Meghan estuviera en Balmoral en un momento tan profundamente triste”, dijo una fuente. “Se le indicó que Kate no iría y que los miembros de la familia deberían limitarse a los más cercanos”.
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A pesar del altercado, Harry permaneció en el castillo durante 12 horas y luego salió en un Range Rover rumbo al aeropuerto de Aberdeen, para reunirse con su esposa.
Se conoció que en las memorias de Harry, tituladas “Spare”, detalla las preocupaciones de su padre ante la llegada de Meghan a la monarquía ya que no quería que ella lo “eclipsara”.
Polémica por entrevista
“En estos momentos, no reconozco ni a mi padre ni a mi hermano, igual que probablemente ellos no me reconocen a mí”, dijo Harry para el programa 60 Minutos que transmite la cadena británica ITV, con quienes habló previo al lanzamiento de su libro “Spare”.
El hijo menor del rey Carlos III aseguró que a pesar de todo lo que ha pasado con ellos y la familia real, quiere reconciliarse, aunque para que eso suceda deben “asumirse responsabilidades”.
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“Nada de lo que he hecho a través de este libro o de otra manera ha sido con la intención de dañarlos o lastimarlos”, declaró.
Harry también asegura que ni Carlos III ni William “han mostrado ninguna disposición a la reconciliación”.
Según cuenta el quinto en la línea al trono, siempre se vivió una intensa rivalidad con su hermano y acusa a algunos miembros de la familia de “acostarse con el diablo” en los medios de comunicación “para rehabilitar su imagen”, mientras lo desacreditaban a él.
